N de Nunca voy a dejarte sola

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Necesito, con suma urgencia, salir del templo de Rei...

¡¡Estoy asfixiadísima!! Y, encima, las chicas están en exámenes... Bueno, yo también, pero con todo lo que tengo en la cabeza, ahora menos tengo espacio para esos benditos números.

Resoplé, pasándome las manos rápidamente por la sien. Necesito pensar algo, no me gusta sentirme un estorbo... yo...

«Rei hizo un campo de energía en mi apartamento también, por si no quieres estar aquí.»

¡¡Es verdad!!

Empecé a buscar a Darien por todo el templo hasta que lo encontré leyendo un libro –para variar- bajo la sombra de un árbol.

—Darien... —me acerqué con las manos detrás de mí —, ¿puedes hacerme un favor?

—Mmm —se quitó las gafas, cerró el libro y me miró con una sonrisa ladeada—. ¿Qué gano yo con el favor?

—Mmm —me arrodillé para quedar a su misma altura y junté las manos bajo mi mentón—, ¿qué te parece que estemos solitos, los dos, en tu departamento?

—¿Eh? —el color rojo se marcó con furia sobre sus mejillas. Es tan lindo jajaja.

—Nada —afirmé con la cabeza y luego me acomodé a su lado para apoyarme en su hombro —. Ya no quiero estar aquí, las chicas me tienen asfixiada y me preguntaba, si aún es posible ir a tu casa.

—Ah —él apoyó su cabeza sobre la mía —, claro. Vamos, si así lo quieres.

Tras el grito en el cielo que pusieron las chicas, nos dejaron ir. Claro, después de decirle a Darien miles de advertencias. Ni que fuera a escaparme de él...

Fruncí mis labios...

Aunque claro, era mucho más fácil escaparme de uno que de cinco. Tengo que hacer algo y sé que soy la única que puede hacerlo.

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Sólo soy una niña inocente.

Capítulo 09

N de Nunca voy a dejarte sola.

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Mientras atardecía, nos encaminamos hasta el departamento de Darien en total silencio. No era un silencio cómodo que digamos, se sentía tan tenso que podría cortar lo que sea.

—¿Y entonces... —dije para tratar de romper el silencio —, tú también estás en periodo de exámenes?

—Sí —me miró con una sonrisa—, pero no te preocupes, no necesito estudiar mucho porque presto atención en la clase.

—Ah... —exclamé, aunque no entendí bien que quiso decirme. Seguimos en silencio, pero ya no se sentía tan denso.

En el departamento, me ofreció su cama para que descansara mejor y él...

—Yo dormiré en el sillón —me informó, acomodando los almohadones. No sé qué cara habré puesto, porque luego agregó —. No te preocupes, es tan cómodo que veces me quedo dormido mientras estudio y no amanezco con dolores ni nada por el estilo.

Imaginándome que le creo, entré a su baño para darme una ducha e irme a acostar, mientras él preparaba algo de cenar.

De pronto, me invadió una sensación, como tierna.

Solo soy una niña inocente...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora