O de Obediente Señorita.

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POV Darien

Adoro a Serena pero, a veces, es una bruja...

Ok, apenas tenemos un poco más de un mes de relación, pero... ¿Cuál era la necesidad de coquetearme tan descaradamente?

Es como si se olvidara de que trata con un hombre, porque yo tendré buenos modales pero mi mente no transmitió buenos pensamientos al verla en aquella camisa de dormir, de tiras blanca...

Cielos, con solo deshacerle los nudos de los hombros, adiós autocontrol...

Ok, a ver... tranquilicémonos.

Accedí a dormir con ella por el simple hecho de que realmente no parecía entender el fuego con el que jugaba, así que me acosté a su lado y la abracé. No les negaré lo maravilloso que se sintió estar junto a ella.

No sé en qué momento me quedé dormido. Me desperté con el golpe seco de la puerta y Serena no estaba a mi lado.

¡Rayos!

Empecé a buscarla por el departamento y no la encontré. Los nervios y la ansiedad que me invadieron de golpe fueron muy desesperantes, pero no podía actuar estúpidamente. Traté de relajarme y recordé el sonido de la puerta.

Con la gracia y agilidad de Tuxedo Mask, no tardé en encontrarla, y este susto me lo cobraría caro. Tomé una de mis rosas y le bloqueé el paso... Cuando me paré frente a ella, vi el desconcierto que sus ojos transmitían.

En este mes junto a ella, he comprendido un poco los efectos del amor. Si bien da alegría y ánimos de vida, conlleva a la desesperación y la angustia. Todo en la vida tiene un balance y a éste, tendré que hacerle frente por los dos, para hacerle entender a esta pequeña niña inocente que no está sola, no lo está.

Y más, ahora que el cristal de plata estaba en sus manos. Tenía que ser más cuidadoso.

—Serena... —me levanté del sillón y me arrodillé frente a ella —, ahora tenemos que tener más cuidado que nunca.

—Sí —me afirmó y la besé. ¡De nuevo, ese ser que me obligaba a beber de esos labios con posesión, esos labios que siempre han sido míos, míos desde la antigüedad, estaba despertando en mí!

—Éste es tu castigo —dijo, soltando sus labios para poder tomar aire —, por escaparte de mi lado.

—Darien... —susurró, pero no la dejé terminar de hablar.

—Juntos, pequeña coneja... —apoyé mi frente en la suya —, haremos esto juntos para demostrarles a todo el mundo, y sobre todo a nuestros enemigos, de que esta vez vamos a poder realizar nuestro amor.

—¡¡Darien!! —saltó hacia mí, haciendo que cayera sobre la alfombra de la sala. Oh, mala posición... teniendo en cuenta que ella estaba sobre mí, apoyé mis manos en su cintura para alejarla de mí, pero no pude y la abracé contra mí, fuerte—. Darien... —volvió a susurrar y yo ataqué su boca, una vez más... Cielos, ella respondía con tanto empeño que por un momento sentí que no éramos Serena y yo... sino los príncipes quienes pedían a gritos, el reencuentro de las almas.

Pero no...

La voz de mi conciencia se despertó justo a tiempo y me hizo detener. No podía cruzar esa barrera aún..., aún no.

—Serena —la separé de mí y tras levantarme, la levanté a ella —. Mañana, ambos tenemos escuela...

—Es verdad —respondió algo sonrojada y se dirigió a la habitación. Yo no debería seguirla, pero mis pies se mandaron solos. Tras cambiarnos de ropa, nos acostamos uno al lado del otro y nos quedamos dormidos así, abrazados.

Solo soy una niña inocente...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora