24.

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Me puse al filo o borde de las escaleras, como lo prefieras llamar, y apoyándome en el primer escalón mi mirada se puso sobre toda la multitud de gente que había moviendo sus cuerpos de un lado al otro.

Desde la planta de arriba se podía apreciar el detestable olor a alcohol y también a sudor por el calor corporal de la sala.

Mi casa era un puto descontrol.

Leika estaba tensa, había demasiada gente, borrachos por los sillones, gente enrollando se y un huevo de mierda por todo los lados que miraras, no importa cual que ahí había mierda.

Estaba empezando a temblar de lo furiosa que estaba, mis puños y mandíbula soportaban tanta presión que parecía que iban a salir volando por alguna parte. Mis nudillos se volvieron muy blancos y la sangre no fluía por ellos, notándose bastante fríos. Mi cara... ni te cuento. No me veía, pero podría asegurar que estaba rojisima y si fuera posible, hechando humo.

Me dispuse a bajar al piso de abajo y parar toda esta jodida mierda pero al pisar el segundo escalón, se escuchó una puerta abrirse y varias voces, dos en concreto y una de ellas la conocía bien, demasiado bien y más de lo que me gustaría

-¡ven aquí hijo de la grandisima puta!- le grité dejando salir todo un infierno desencadenado de mi pequeño cuerpo- ¡no vas a tener mundo por el que correr porque como te pille!- dije dirigiendo me a él con las manos hechas puños, ya dispuesta a pegarle como si se me fuera la vida en ello

-metete dentro que ahora voy- le dijo a su ligue por lo bajo aunque yo lo oí perfectamente

-¡zorra de los cojones como entres ahí no sales!- le grité a la chica rubia que llevaba un vaso de alcohol. La cogí de su horrible pelo tintado y la saqué arrastras de la habitación, aunque ni siquiera le dio tiempo a entrar. Cuando la solté bajó corriendo a la planta de abajo, seguramente a zorrearle a otro

-ya me has vuelto a joder el plan- dijo Logan mirándome con asco y dando un sorbo de alcohol a su vaso rojo de plástico, el cual acabó rodando por el suelo por la bofetada que le dí, derramando todo su líquido aunque poco quedaba

-¡¿ME EXPLICAS QUE COJONES TIENES EN LA CABEZA!? Cerebro ya se sabe que no- le dije disparando dagas a sus ojos

-re... relájate que estás muy buena para enfadarte- intentó vocalizar pero no pudo por lo borracho que iba. Seguidamente me cogió de la cintura y me atrajo a él, dejándome forzada mente a centímetros de su boca

-le pegué una patada en sus partes- espabila que después de sacar a toda esta gente y recoger la casa ya te podré matar agusto, pero ahora ya estás sacando a toda esta peña- le dije dejándolo tirado en el suelo, retorciéndose de dolor mientras yo entraba a mi habitación a ponerme algo que me cubra más, no sea que me violen o algo y yo en bragas.

Me dejé la misma camiseta y me puse unos vaqueros largos simples, también dejé a Leika cerrada en mi cuarto para que se tranquilizara, al salir volví en busca de Logan, el cual estaba ahora sentado contra la puerta de la habitación de mis padres. Me puse delante delante de él con los brazos en jarras

-¡Levanta fantasma!- le grité mientras me dirigía al las escaleras, seguida por él cuando de repente me paré en seco, causando que él me mirara confundido

-¡Ves como espabilas cuando hago mi mítico revuelto de huevos!- le dije mirándole, ganando me una mirada de asco

-Vamos, que cuanto antes empiece antes podré quitarte de mi vista- dijo chocando nuestros hombros de una forma desafiante mientras bajaba las escaleras por delante de mi.

Una vez llegamos a la primera planta, el robusto cuerpo tatuado de Logan intentaba hacerse paso entre toda la gente, pero no era fácil, a ninguno parecía importarle lo más mínimo el roce entre otros.

Mi Más Bonita Casualidad || ShooterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora