30.

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-¿Quién?- dudé preguntando, como se enamora de tantos a la vez puede ser otra persona de la que estoy pensando, Logan.

Ella bajó de nuevo la cabeza y comenzó a sollozar otra vez.

-Joder- musité en voz baja, maldiciendo este momento. No era buena consolando. De hecho era muy directa y despreocupada, pero el hecho de hablar con una persona mientras lloraba me podía. Me ponía mala. Ya sea una persona querida o no, no puedo. Hice el esfuerzo de volver a hablar, intentando calmarme a mí misma cuando a la que tenía que calmar era a ella.

-A ver...- comencé inhalando una bocanada de aire no muy fresco, pues al lado de nuestro banco había un tipo fumando. Estornudé varias veces seguidas debido a que la nicotina se filtró hasta el fondo de mis pulmones- ¡Hostia, que me muero viva!- me quejé deshaciéndome de la mayoría del humo. Claudia rió.

-No cambias... Eh- añadió sin fuerzas, mirándome con sus enormes ojos esmeralda que ahora estaban rotos, cristalizados por una fina capa de agua salada, que pedía salir a mudos gritos. Y salió.

-Ey, no no- dije secándole las lágrimas negras que caían como cascadas de sus pupilas, tiñendo de negro mis pulgares. -Tranquilizate, ¿Si?- le propuse, mientras le daba tiempo a que ella dejara de llorar y controlarse.

Una vez más tranquila, comenzó, buscando la palabra concreta o intentando formular una palabra, realmente no se la entendía.

-Habla más alto- la dije, intentando poner una voz suave pero no haciéndolo.

-No estaba hablando- dijo ella riéndose, haciendo vibrar su cuerpo mientras yo giraba los ojos, bufando.

-Bueno, empieza- exigí mientras ponía mi mirada en el parque de niños pequeños que había en frente, casi al lado de un pino.

El parque tenía una distribución rara, no lo niego. Se podía acceder por varios lados, cuatro para ser exactos. Tenía una forma cuadrada, yo creo que de determinada anchura y largura, ya que en realidad era una rotonda. Todo el parque estaba lleno de árboles de todo tipo, tanto caducos como otros que todavía conservaban sus hojas como si fuera verano, y las ya caídas adornaban el camino de tierra hasta el centro de la plaza o rotonda, haciendo que te cayeras si ibas descuidado.

-Pues...- empezó Claudia con un hilo de voz, tan fino que parecía que si hablaba más alto se fuese a cortar. -Estaba paseando por Madrid, osea por aquí- aclaró, azotando el aire invisible que nos rodeaba con su mano, despreocupadamente- y había visto a Logan, pensé que él también me había visto y me estaba sonriendo, pero en realidad le sonreía y miraba a Lara que estaba detrás de mí. - dijo quitándose las lágrimas que se volvían a acumular en sus ojos.

-Y...¿ya?- dije confusa, o había sacado muchas conclusiones de todo esto o había pasado algo más y no me lo quería contar.

-N...No- tartamudeó, volviendo a mojar su cara.

Me estaba sacando de quicio, no hacía más que llorar.

-Sé habían besado, delante de mí... Y encima hoy me había dicho que me quería- añadió, haciéndome recordar las conversaciones que mantuvo con Logan cuando cogí su teléfono para acabar la fiesta en mi salón, las que ahora mismo están en mi galería como si nada.

-Tranquila, yo ya te lo dije- la envolví entre mis brazos, abrazándola reconfortantemente.- Tienes a Hugo, que por cierto, me dijo que te avisara si te veía, que quiere hablar contigo. Y no ésta nada mal el chaval- dije con su imagen el la cabeza, imaginandome a Claudia y a él juntos de la mano.

-Bueno...- dijo sonrojándose- ahora le llamaré, no creo que sea nada importante- se encogió de hombros, buscando en su cazadora su teléfono mientras llegaba mi turno de preguntas.

Mi Más Bonita Casualidad || ShooterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora