8

886 49 0
                                    

Capítulo 8:

- ¿En mi? – sonrió.
- Uhm… no quise decir eso… me refiero a… yo… olvídalo – tartamudeé
- ¿Entonces no pensabas en mí?
- Pienso en muchas cosas en realidad.
- ¿Pensaste en cómo me dejaste anoche? – preguntó y la miré. Por primera vez, sus ojos no irradiaban el brillo de siempre.
- Hice lo que creí correcto, Lucie.
- Supongo que… ¿debo dejar de molestarte? – preguntó.
- No me molestas, nunca lo hiciste… es solo que… - suspiré.
- ¿Qué? 
- Tengo muchos problemas y no quiero tener a Stan como un problema más, es solo eso.
- ¿Quieres contarme? – preguntó.
- Por más que te cuente, no puedes ayudarme en nada – contesté.
- A veces hace mejor hablar con alguien – contestó ella en defensa.
Suspiré y me digné a hablar.
- ¿Recuerdas el hombre de la cafetería?
- Si – dijo ella
- Es mi padre – contesté.
- Creí que tu padre…
- Sabía que no estaba muerto – dijo – pero nunca hablé con mi madre acerca de eso.
- Tienes derecho a saber, pregúntale.
- No es que ella no quiera decirme… 
- No entiendo – dijo ella.
- Es que yo no quiero saber.
- ¿No te intriga ni un poco saber por qué no estuvo contigo?
- No hubiese cambiado nada.
- ¿Cómo sabes que no? – preguntó.
- ¿Cómo sabes que si?
- No lo sé, pero si solo hubieses preguntado podrías haber hecho algo al respecto.
- No lo creo.
- Bien, preguntémosle a tu madre – dijo y se paró. Yo también lo hice.
- Claro que no, prefiero hacer mi vida y que él haga la suya.
- No puedes simplemente hacer como si él no existiese.
- Lucie, no – dije pero parecía no escucharme.
- Él es parte de tu vida, no puedes ignorarlo.
- Lucie…
- Tenemos que preguntarle por qué no estuvo en tu niñez, si eso haremos – tomó mi mano pero con un brusco movimiento me solté de su agarre.
- ¡No, Lucie! ¿¡No lo entiendes!? – ella me miró sin mover un músculo - ¡No me importa ni él, ni su historia! ¡Nada!
Ella me miró pero no respondió por unos segundos. 
- Creí que eras un chico inteligente Nathan – dijo y se dio la vuelta para caminar hacia quién sabe dónde.
Caminé a casa, la verdad, el sueño ya me mataba y estaba oscureciendo.
Abrí la puerta y la vi a mi mamá sentada en el sofá mirando la televisión.
- Por fin llegas – dijo – comenzaba a oscurecer.
- Bueno, dije que llegaría antes.
Caminé a la ducha, quería pensar con tranquilidad. El agua caliente corrió por mi cuerpo y por fin me sentía más relajado. 

Tocaron el timbre y atendí. 
- ¿Liam?
- Hola cielo – dijo y besó lentamente mis labios, fue imposible no abrazarlo.
- Por favor, Nath está en casa – dije colocando mis manos en su pecho para crear una distancia mínima entre nosotros.
- No seguiré ocultándome de mi hijo, ya no más.
- No sé si es lo mejor.
- Él debe entender que somos una familia y debe dejar que le expliquemos qué pasó – dije y tomó delicadamente mis manos que descansaban en su fuerte pecho.
La puerta del baño se abrió y Nathan salió de ahí. Qué momento más incómodo. Mi hijo nos miró consecutivamente, a mí y a Liam.
- ¿Qué no fui claro? – preguntó luego de un tiempo de silencio. No contesté, al igual que Liam. – Te dije que no te quería ni cerca de mí ni de mi madre. ¿Qué parte de eso no entiendes? – preguntó haciéndole frente. 
- ¿No me dejarás explicarte qué pasó? – preguntó Liam.
- No me importas lo suficiente ni me interesas, sal de mi vida, ¿oíste? – dijo mi bebé y abrió la puerta invitándolo a salir.
Liam me miró y volvió a mirar a Nath.
- ¿Por qué me juzgas sin saber qué pasó? – preguntó.
- ¿Crees que te juzgo por nunca haber estado? – Liam lo miraba fijo – es más, te lo agradezco – fruncí el seño – me convertí en el hombre que tu nunca fuiste por tener que mantener a mi familia.
- ¿Qué no fui un hombre? – preguntó Liam – Tú no sabes por lo que tuve que pasar, y juro que no tuve elección. Jamás hubiese decidido por mis propios medios el tener que irme. De verdad no sabes de lo que hablas.
- Que gusto – dijo Nathan – porque no me importa en lo más mínimo.
- Solo déjame…
- ¡No me explicarás nada! ¿¡Entiendes!? ¡No necesito un padre y menos uno como tú!
- ¡Nathan! – exclamé.
- Solo vete – dijo y Liam salió por la puerta.
Miré a mi hijo y negué con la cabeza. Me fui directo a mi habitación.
Luego de un rato sin poder dormir, alguien toco mi puerta. Lo ignoré y él entró despacio.
- Pedí comida china – dijo. No contesté – camarones – dijo – como te gustan.
- No quiero hablar, hijo – dije y me volví a acomodar en la cama.
- Bien, no hablemos, pero come algo.
- No tengo hambre. – dije y lo miré – Quiero estar sola.
- No tienes que hacer esto solo por él, no lo vale…
- Él sacrificó mucho por nosotros – dije y lo miré directo a los ojos. Tiene los mismos ojos que su padre. – pero tú no entiendes de qué te hablo. Sacrificó su propia vida por nosotros.
Se acercó, dejó la bandeja en mi mesa de luz y se fue por la puerta, otra vez.

Criptonita 2da Temporada |Liam Payne| =editando=Donde viven las historias. Descúbrelo ahora