Capitulo 6

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Siento como alguien pone su mano en mi hombro, me doy la vueltas y…¡es un MUTO!

Retrocedo hacia la dirección opuesta de donde estaba el muto. Lo miro y sus ojos amarillos me aterran. El muto se empieza a acercar hacia a mí, al principio solo pienso que es para devorarme pero luego veo que mis rodillas están sangrando bruscamente. Eso solo me causa un dolor mínimo, lo que ahora me duele es por la caída.

Saco un cuchillo de mi bolsillo y se lo apunto al muto, este corre hacia mí con rabia pero yo solo le logro clavar el cuchillo en el estómago. El muto empieza a sangrar pero sigue corriendo hacia mí.

Yo solo hecho a correr y trato de trepar pero el muto me agarra con sus uñas sacándome mucha sangre. Ya no aguanto más y suelto un grito de dolor el cual me alivia pero solo empeora las cosas. El muto me jala con más fuerza y me tira al piso, intento salir corriendo pero no tenía las suficientes fuerzas para hacerlo asique solo me resigno a morir.

Luego el muto cae al piso y veo que el cuchillo que le había clavado le había sacado bastante sangre. Aprovecho para levantarme y sacarle el cuchillo.

Estoy subiendo con cuidado cuando noto que el muto no estaba solo. Habían otros tres mutos durmiendo lis cuales yo desperté y ahora vienen a matarme.

Subo desesperada pero los mutos me siguen hasta arriba. Estos me persiguen por todos lados. Al cabo de un rato me trepo aun árbol y me duermo en él por un rato.

Una pesadilla me despierta, suelto un grito de miedo al despertar. Desde arriba veo a Peeta...buscándome lo cual no es común.

Los mutos seguían durmiendo asique no podía bajar porque apenas que toque el piso ellos me matan y me comen.

Pero veo que Peeta no los ha visto aun y si se sigue acercando. Este es un idiota. Un muto se está levantando y se está acercando a Peeta pero él no se da cuenta.

A este lo quiero pero de una extraña manera aparte aunque me quiera vengar de él no significa que no lo ame con todas mis fuerzas. Peeta ve al muto que corre hacia él, pero él solo se limita correr sin hacer nada (como siempre). Yo siento miedo de perderlo sabiendo que yo lo alejo de mí cada día. ¡No podía dejarlo morir, aunque lo odie y a la vez lo ame no puedo dejarlo morir! ¡No ahora!

Lanzo una flechas hacia el muto dándole en el pecho. Por suerte le dio ahí. Esto hace que caiga al piso muerto. Peeta deja de escuchar los pasos del muto así que para y se voltea a ver que paso en ese instante ve la flecha y entiende que yo lo mate o eso pienso.

Bajo del árbol con cuidado sin despertar al otro muto dormido, me quería deshacer de este muto así que mientras duerme le clavó un cuchillo en el pecho. Se lo clavo una y otra vez votando mucha sangre del muto. Cuando veo que ya estaba bien muerto lo dejo ahí tirado y me voy corriendo olvidándome que tengo mi pierna rota y cuando voy unos pasos caigo al piso. Siento un dolor espantoso, suelto unos gritos de dolor e intento pararme pero no puedo. NO PUEDO! Eso me molesta, ahora si necesito ayuda pero a quién se lo pediría. Me arrastro por el piso y me quedo echada viendo el cielo azul, azul como los ojos de Peeta. Ahora si me gustaría que él estuviera aquí.

Me quedo viendo el cielo un rato hasta que siento un dolor en mi brazo izquierdo, lo veo y está sangrando bruscamente pero como si no estaba herido ni nada. Me siento en el piso y saco papel higiénico de mi bolsillo. Me limpió la Herida con un poco de agua y la seco con el papel higiénico.

Aún siento dolor pero sigue siendo de la herida, la miro y veo que es profunda como si me hubiesen clavado un cuchillo extremadamente filudo.

Los juegos del hambre continúanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora