capitulo 15: Dicelo a tu prometida, Peeta.

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Al llegar donde se realizara todo odservo que ha venido mucha gente, juraba que no vendria nadie pero paso todo lo contrario.

Avanzo hasta donde esta Alex y los demás. Él me ondear a con una sonrisa picara y me rodea con sus brazos. A pesar de ser mi mejor amigo es extremadamente cariñoso, antes cuando hacia algo como rodearme con sus brazos le tiraba un puñete en la cara pero con el paso del tiempo el aprendió a esquivar mis intentos de golpearlo y yo termine acostumbrandome a su extra cantidad de cariño hacia mí.

-No en público, ¿quieres?-le digo.

-¿Volvemos a lo de antes?-me dice.

Terminamos con poner las pardes del nuevo local y deje mi mando a Alex. Él queria tener el control, pero frente a las camaras yo lo tuve. Hoy sería mi ultimo día en el distrito 4 y luego volveria al 12. Han pasado meses desde que no estoy ahí y creo que ya es hora regresar. Como a las cinco de la tarde todos regresamos a nuestras casas. El único que se quedo fue Alex, Miranda, Soffie y Daniel. Esos cuatro querian el control de la obra comunitaria y se quedarian a dicutir quién merece ser el que deba tener el control. Supongo se habran quedado un par de horas dicutiendo, ya los conozco y sé que son capaces de eso y más.

Eran siete de la noche, estaba arreglando mis maletas cuando entr por la puerta Alex con una tremenda sonrisa pegada en el rostro. Seguro él será en nuevo propietario de la obra.

-Dejame adivinar, ganaste tú.-digo.

-Hey, acertaste.-dice Alex.

Alex me comenzo a ayudar con las maletas y todos eso. Ya ibamos buen rato tratando de meter mi ropa sin que me cobraran extra. Pero lo que paso después fue peor, creo. Estaba marcando el número de Miranda, quería saber si todos estaban dd acuerdo respecto a que Alex fuera el nuevo propietario de la obra con comienzo a sentir un dolor infernal. Me estuerzo en el piso. Ya era hora. Comence a chillar tal como una loca. Alex me cargo y en un taxi fuimos a un hospital.

-Tienes que pujar.-dijo la emfermera.

-¡¡¡Ah!!-grite.

Era una de las peores sensaciones que pudieras sentir. Un dolor infernal se apodera dek cuerpo, pero luego todo paso y me pusieron una anestesia. En menos de cinco minutis quede profundamente dormida. Solo una cosa me desperto. Un llanto femenino. Abro los ojos y me encuentro con la emefermera cargando a mi bebita.

-Es su hija, señora Everdeen.-dice la emfermera.

-Es..es hermosa.-digo sosteniendola en mis brazos.

Tenía el cabello marrón, como el mio y los ojos...como los de mi Peeta. Azules. Era como la mezcla perfecta de los dos y sentia una gran pena que él no pueda verla y que no sepa de su existencia.

Así paso un mes y ahora sí, tome el tren con mi pequeña Willow en brazos. Al llegar al 12 fui directo a la aldea de los vencredores. A mi casa. Y deje a mi pequeñita dormir un rato. Ya estaba decidida de que eso serìa lo que harìa. Pero todo cambio cuando fui un rato al quemador por unas cosas para Willow. Me encontre con Delly en el camino. Ella estaba hablando con una chica que estaba muy feliz por algo.

-¿Por què estas tan feliz Delly?-le pregunta su amiga.

-Me va a pedir matrimonio. Peeta ma va a pedir matrimonio.-dijo ella extremadamente feliz.

Eso fue lo unìco que necesite para querer saber más respecto a la conversaciòn de Delly y su amiga la pelirroja. No querìa escuchar pero termine haciendolo.

-¿Hablas en serio?-dice la pelirroja.

-Aun no estoy segura pero èl me dijo de que querìa decirme algo muy importante.-dijo Delly.- A parte, hoy lo vi saliendo de la jolleria con una cajita negra. ¡Me va apedir matrimonio!

Los juegos del hambre continúanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora