Michael Jackson| Mi Otra Mitad

Todo es mejor si estoy contigo

1k leídos! Wow, muchas gracias mis queridísimos lectores! Los quiero muchísimo, no tienen idea de lo mucho que significan para mí <3 Espero les guste el capítulo
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— Buenos días linda— son las palabras con las que me recibe

— Buenos días Michael — replico con cariño

     Se le nota cansado y agotado, no obstante  me regala una sonrisa. Ayer había sido un día demasiado largo, duarante el cual ocurrieron una serie de eventos inesperados y que además cayeron de golpe. El día antes de hoy había comenzado con ese incidente que se presentó con cierto personaje cuyo nombre no quiero mencionar, pues sería arruinarlo todo e inlcuso un vomitivo para mí, donde él me había defendido fervientemente y tras el cual casi termina todo con los golpes. Afortunadamente aquello no sucedió, y tras aquello me hizo la promesa de recogerme en mi casa cada mañana para traerme y asegurase de que nada me pasase y  una vez que mi turno hubiera terminado volvería por mí para de nuevo llevarme a mi hogar.
     A pesar de que mi consciencia me decía que no abusase de él de ese modo, todo eso sonaba demasiado tentador, por lo que terminé accediendo, prefiriendo escuchar a mi corazón, o más bien, escogiendo hacer lo que me haría sentir mejor anímicamente. Fue una decisión un tanto egoísta, estoy consciente de ello. No tenía el menor deseo de convertirme en una carga, y aún así una parte de mí deseaba fervientemente tener el placer de verlo todos los días, de estar a su lado así fuera sólo físicamente, de tener la suerte de oler su colonia y sentir su presciencia cerca mío. El solo pensar en acariciar sus suaves y delicadas manos, escuchar su dulce y melodiosa voz, y más que nada el tener es placer de observar sus hermosas perlas dentales cuando sonríe. Simplemente no podía negarme, era la realización de un sueño.
    Sin embargo eso no fue lo único, después de contárselo todo juntos visitamos a John en el hospital en el que su madre se encontraba internada, y que yo ya había visitado un día antes, y tras unas cuantas horas en el recinto, me trajo a casa en su vehículo dirigido por Bill y se marchó con la promesa de volver por la mañana al igual que a acompañarme a ver a mi anteriormente mencionado amigo en su hogar.

     En este instante, y tras todo lo que ocurrió, me encuentro un tanto nerviosa de acudir a su encuentro, pues el verlo esta mañana era la confirmación de que todo lo acontecido no había sido un sueño y que por primera vez en mi vida había sido todo real; mientras que otra parte de mí no esta nerviosa de verlo de nuevo en lo absoluto, pues está consciente de que él no solo había demostrado que era alguien en quién podía depositar completamente mi confianza mucho más que en cualquier otra persona, que había escuchado cada palabra que salió de mi boca sin la más mínima interrupción, sino que también me había protegido como solo John lo había hecho, me había acogido y cuidado bajo la protección de su ala.
      No obstante, lo que me confunde es algo más. Como si todo aquello no fuera suficiente, como si el hecho de que por primera vez en mi vida alguien a parte de John me había escuchado, protegido y defendido, mis sentimientos habían quedado claros; se habían definido por completo y ahora estaba segura de lo que me temía. Me ha quedado completamente claro que yo no le quiero. Eso es bueno, por lo menos sé qué es lo que yo siento. Pero anoche estuvimos a unos pocos milímetros de besarnos y de no ser por John, que abrió la puerta en el momento más inoportuno, lo hubiéramos hecho. Pensar que perdí la razón y quedé cegada ante sus encantos a tal grado que estuve a punto de juntar mis labios con los suyos. No puedo permitirme caer ante la tentación de besarlo, de sentir el roce de sus labios, porque eso me hace débil ante él, porque de este modo él podría percatarse de mis sentimientos y descubrir que lo que siento va más allá de una simple atracción, de una amistad. Eso me dejaría completamente al descubierto, y temo por que se repitan experiencias pasadas.
  Si hay algo que me tranquiliza es que no había nacido de mí.