¿Alguna vez... te has sentido como un desperdicio? ¿Nunca has sentido la persistente e interminable necesidad de querer expresar toda pequeña pizca de tu ser y decirle al mundo "Aquí estoy"? ¿O has sentido una gran agonía y un vacío intenso al intentar mirarte a ti como persona desde otra perspectiva, e intentar apreciarte a ti como alguien que existe y que posee una individualidad propia...?Estaba temblando. El sudor recorría mi cara y los nervios dominaban mi mente, estar enfrente de esa puerta hacía que entrara en pánico. No sé a quién voy a conocer ni que haré exactamente, pero sólo puedo asegurar que tengo que estar aquí... Aunque no lo desee.
«Demonios...» Era lo único que mi estúpida cabeza podía pensar, el solo pensamiento de estar ahí adentro hacía que un pavor inexplicable se adueñara de mis emociones.
Intenté conseguir valor, empuñe mis manos y traté de aumentar mi determinación, creí que si alimentaba mi ego podría tener más confianza en mí mismo.
'No seas estúpido' Me dije a mí mismo, la increíble falta de confianza y la ansiedad que tenía hizo que incluso yo mismo me insultara... ¿Patético no?
Ya no podía desperdiciar más tiempo. Conseguí un poco de valentía para abrir esa puerta.
«No seas tonto, hay gente siendo maltratada o muriendo, y tú estás sufriendo por esto» Me recalqué... Ni siquiera sé cómo llegué a ese punto. Me digné de una vez a abrir esa puerta, después de todo, lo último que quería perder es mi dignidad.
Cerré los ojos, empujé la puerta, mantuve las esperanzas lo más bajo posible y cuando la puerta estaba totalmente abierta, un silencio incómodo dominó esa pequeña habitación.
La atención recayó sobre mí, las tres personas que se encontraban en la habitación se limitaron a observarme y yo sólo me limite a analizar el lugar. Era una sala grande, había una mesa de centro en medio de lo que parecía ser un salón pequeño. Se encontraba rodeada de cinco sofás colocados al lado de cada esquina de la mesa. Básicamente me encontraba en una elegante sala de conferencias.
En la sala sólo estábamos cuatro personas, a pesar de que había cinco asientos destinados para cada uno. Me di cuenta de que aún faltaba alguien por llegar.Me dispuse a sentarme en uno de los sofás que todavía no habían sido ocupados. Decidí intentar pasar desapercibido, pero cuando intenté dar el primer paso, Un saludo lleno de optimismo me sobresaltó.
— ¡Hola! — Exclamó el canino más pequeño de todos nosotros, — ¿Qué tal? —soltó una risilla después de preguntar, logrando así calmar el tenso ambiente que imponían las otras dos personas
— Eh... Hola ¿Cómo te llamas? — Pregunté para seguirle la corriente, de repente toda la atención cayó sobre nosotros, los otros dos sujetos que se encontraban en la habitación se limitaron a sólo escuchar indiscriminadamente
— Mi nombre es Alton, un placer — Con una sonrisa de oreja a oreja, y con unos ojos que reflejaban la más pura intención, se presentó con entusiasmo y con una gran determinación. Nunca había conocido a alguien tan optimista.
Venía vestido de manera peculiar, con un suéter y con un short corto, denotaba suma confianza y seguridad, aunque, para ser sincero, se me hace algo tonto combinar esas dos prendas.
Los otros dos hombres que nos acompañaban decidieron no involucrarse en nuestra pequeña conversación, sino más bien prefirieron observar en silencio. Se trataba de un par de cánidos de pelaje oscuro, serio y modesto. Ambos vestían ropa de extrema calidad y finura, pero uno de ellos resaltaba dichas prendas con un esmoquin más que elegante y su cara lo completaba reflejando una clara madurez, quizá rozando la soberbia.— Oh, un gusto conocerle, supongo — No me quedó de otra más que sentarme a su lado. He de suponer que fue su intención desde el momento en el que me saludó, que astuto.
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Un Ocaso Sin Sentido [Furry]
Espiritual¿Qué pensarías si tu vida estuviera anclada a la de alguien más?, ¿qué harías si la importancia que le das a tu muerte desapareciera? Nathe es un joven de 19 años que se hace estas y más preguntas. Después de descubrir que hay más personas que compa...