XVII

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Jack Blair subió el cierre de su chaqueta de cuero y apretó la mandíbula reprimiendo el impulso de romper la puerta de una patada y agarrar a golpes a Shawn Mendes.

Paciencia, pensó, el jefe prohibió lastimar o matar al sujeto de su objetivo. Salió de la extensa entrada de la gran mansión Mendes. El frío viento de invierno lo abrazaba haciéndolo estremecerse, subió la vista hasta el cielo y contempló la vista llena de nubes cargadas de agua. Estaba seguro que las continuas lluvias eran una señal de una próxima nevada, tal vez no tan fuerte, pero la habría. Entró en su auto y arrancó el motor, en menos de un minuto ya se encontraba en las afueras de la vivienda de Mendes.

Mientras cruzaba las calles transitadas de Nueva Orleans, su móvil sonó, vibraba en su bolsillo derecho una y otra vez. Decidió ignorar a quien fuera que le estuviese llamando, sólo tenía en mente ir hasta su jefe y hablarle del fallido plan de pedir el proyecto de una manera ''fácil''. Rió con amargura cuando la voz del jefe resonó en su cabeza ordenándole pedirlo de manera buena como si preguntara por dulces.
Definitivamente un plan muy blandengue para un mafioso. Se había confiado creyendo que por estar infiltrado entre el gobierno y trabajar como uno de ellos podría conseguir los planos para su gente, tenía la esperanza que así fuera, pero nunca pensó en preguntar en un principio al Coronel si las había registrado antes su metedura de pata.
Mendes era una hombre inteligente y sabía que su insistencia le preocupaba, sólo esperaba que no sospechara nada o comenzara a investigar. Eso le traería muchísimos problemas.

Llevaba casi un año infiltrado entre el gobierno bajo el nombre de Jack Blair. Bufó. Estúpido nombre americano, comenzaba a extrañar su nombre real, Nikola Koslov. Si había algo que odiara más que Estados Unidos, era estar pasándose por uno de sus habitantes.

''Hazlo por tu familia'' le había dicho el jefe antes de insertarlo en la misión.
El móvil comenzó a sonar nuevamente y Jack lo cogió deteniendo el coche en el semáforo en rojo.

-- ¿Qué? –espetó.

--Maldición, Koslov, mueve el culo. Viktor está comenzando a amenazar sobre arrancar tu cabeza y ponerla de trofeo si no estás aquí de inmediato.

Como si le importara si usara su cabeza como trofeo o de pisapapeles.

--Estoy allá en 15.

--Que sean 10 –y se cortó la conexión.

Esperó que el semáforo cambiara a verde y arrancó a toda velocidad.

Cerró las puertas del Audi tras él y se adentró en el edificio viejo y mugroso. Por fuera parecía un simple edificio abandonado, pero por dentro tenía cosas que muchas personas, personas normales y aburridas, nunca pensarían jamás. Sintió la mirada de sus compañeros sobre él mientras caminaba por el pasillo y evitó el contacto visual con algunos de ellos. Algunos estaban en una habitación jugando póker, otros entrenando o golpeando cosas -o a alguien- y probablemente tirándose a alguna prostituta.

--Eh, hermano.

Mishauv pasó por su lado y tocó su hombro recibiendo un fuerte empujón de su parte.

--No me toques –gruñó y siguió caminando.

--Lo siento, hermano, me olvidé de ello.

-- ¿Hermano? –bufó. –Has pasado mucho tiempo con los americanos.

Mishauv le sonrió malicioso.

--Sí, probablemente matando a algunos, no tienes idea como pueden lamerte los pies cuando están sufriendo.

Se detuvo ante la última puerta en el pasillo y se giró hacia su compañero.

--Preferiría que no entraras conmigo. Hablaré con Viktor.

Mishauv asintió y se alejó. Nikola tomó aire y abrió la puerta. Viktor estaba sentado detrás de su inmenso escritorio de madera. Botellas de ron y vasos estaban encima de ella cubriendo la mayor parte junto a diferentes papeles de diferentes colores. Nikola lo saludó con un movimiento de cabeza e intentó no mirarle directamente a los ojos.
Viktor se inclinó en el escritorio y cruzó sus dedos, la mirada intensa del mafioso se intensificó sobre él poniéndolo nervioso.

-- ¿Y bien?

--Falló.

--Lo sabía.
Nikola frunció el ceño.

-- ¿Y por qué me ordenaste hacerlo por las buenas? Tu estilo es más de romper los huesos hasta conseguir lo que quieres.

--Sólo quería ver cómo perdías el tiempo y también quería saber si cumplirías todas mis órdenes si fueran incluso estúpidas. Ahora sé bien que si te pido que me beses el culo, lo harás.

Koslov apretó los puños reprimiendo su necesidad de golpear al jefe. No podía. Si llegara a ponerle una mano encima lo despellejaría con sus propias manos y no quedaría algún rastro sobre su cuerpo.
Viktor rió al notar la cara de Koslov enrojecer y se levantó para rodearlo y poner una mano sobre su hombro.

--Siento tus ganas de golpearme, te recomiendo no hacerlo –le palmeó el hombro y caminó a su alrededor. –Ahora, volviendo al plan, me pondré serio y comenzaré con el verdadero. Quiero que hagas cualquier cosa para conseguir esos planos, coge las armas también. Si las tenemos, podemos tener a gran parte de Estados Unidos y Rusia en la palma de la mano.

-- ¿Cualquier cosa? ¿Hasta matar a Mendes?
Viktor sonrió ante el tono ansioso.

--Hasta matar a Shawn Mendes.

--Hecho –sonrió satisfecho. –Haré lo que sea por conseguirlos.

--Así es como piensa mi gente, hijo mío.









Un mes de placer - Shawn Mendes (ADAPTACIÓN) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora