XVIII

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La multitud de gente en el Barrio Francés de Nueva Orleans era sorprendentemente espesa, las calles estaban transitadas por diferentes coches y las aceras llenas de personas por doquier. A Criss no le hubiese sorprendido si alguien se desmayaba entre las personas.
Shawn pasó su brazo por los hombros de Criss y la acercó más a su cuerpo. Se sentía tan genial poder caminar con él y reír como si en verdad fueran una pareja. Ojalá. Ella suspiró y le sonrío cuando él dijo algo, cerró un poco su chaqueta por el frío que empezaba a colarse por su piel dándole escalofríos.

--Hace frío –murmuró ella.

--Ni que lo digas, ¿quién diría que Nueva Orleans estaría tan frío? Siempre pensé que era más un lugar cálido.

Ella asintió y señaló con su dedo un local.

-- ¡Mira, Starbucks! –dijo la castaña sonriente.
Shawn pellizcó su mejilla y la llevó hasta el local.

--Pareces una niña pequeña emocionada por una muñeca nueva –le dijo divertido.

--Te digo, nunca creí emocionarme tanto por encontrar un Starbucks aquí. Siempre ha sido mi delirio y sin ofender, pero estar dos semanas encerrada en tu casa no me ha ayudado en nada.

--Pero no pones resistencia alguna, sabes que te gusta, chère –guiñó un ojo y pidió un Moccacino y un café solo, junto a una magdalena de chocolate.
Criss le dio un mordisco a la magdalena y la saboreó.

--Hmm, no es tan buena como las de Diana pero es algo.

--Nadie mejor que Diana.

--Claro que sí, tú cocinas como profesional –señaló ella. –Sería genial que pudiera llevarte a ti o a Diana hasta Toronto –dejó escapar un suspiro y su sonrisa se tornó en una mueca.

Shawn sólo la escuchó, sin responder, acarició su mejilla y llevó un mechón de cabello tras su oreja.

Él también deseaba poder irse con ella.

-- ¿Te gustan los caballos? –ella lo miró con un brillo en los ojos, eso le respondía todo.

--Me encantan.

--Vamos, te mostraré algo –sonrió y sostuvo su mano.

Caminaron unos cuantos minutos hasta llegar a un lugar donde habían unos cuantos puestos con mujeres y sus tarjetas de Tarot y pinturas, algunas tiendas de tatuajes y piercings y por último, paseos en caballos. El rostro de Criss se iluminó al ver los caballos atados a un carruaje, siempre le habían encantado los carruajes.

Apretó la mano de Shawn en la suya y luego de haber pagado, ambos se montaron en el carruaje. Cuando el caballo comenzó a andar ella miraba fascinada el paisaje. Aunque estaba todo un poco oscuro lograba ver gran parte. Sonrío. Shawn era tan considerado con ella, generoso, amable y además era un amor.

--Gracias –susurró y apoyó su cabeza de su hombro.

--No tienes porqué agradecer, chère –sonrío.

Estaba completamente enamorada de él, en su interior, aquella declaración la hacía sentir tan cálida y a gusto con ella misma.

"Cuando se ama, el corazón es el que juzga" le había dicho una vez su profesora de Literatura. Se aseguraría de que Shawn sentiría lo mismo y decidió dar el primer paso. Se lo diría. Así tal vez ambos podrían comenzar una vida, juntos.

Cuando el caballo se detuvo, Shawn la ayudó a bajarse, Criss se le lanzó encima y le dio un beso. Él casi cae ante la sorpresa y respondió al beso pasando sus manos por su cintura.

--Debería darte un paseo en caballo más a menudo –dijo divertido.

--Shawn...

-- ¿Sí?

Ella tomó aire y se dio fuerzas para decir esas dos simples palabras. Todo cambiaría, de eso estaba segura, pero esperaba que fuera para bien.

--Te amo.

Un mes de placer - Shawn Mendes (ADAPTACIÓN) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora