Un mes de placer - Shawn Mendes (ADAPTACIÓN) [TERMINADA]

XXII

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Eran las dos de la tarde, estaba cansada y era navidad. Suspiró. Otra navidad triste y sola.

Debía odiar a Shawn por hacerla pasar por esto en lo que era uno de los días más felices del año. Se suponía que pasaría la Navidad con Dereck, ambos saliendo o pasando bien el día, no se suponía que estaría en este problema, estresándose y queriendo matar a la primera persona que se cruzara en su camino.
Hacía cuatro días había leído la nota que Shawn le había dejado, hace cuatro días mantuvo su mente en duda: ir a enfrentarlo o no. Cerró los ojos con fuerza cuando su cara comenzó a enrojecerse por furia.
Todavía sentía su sangre hervir -de mala manera- al recordar exactamente sus palabras.

"Estuve pensándolo bien y me dije que un trato es un trato, dije que permanecerías un mes en mi cama y así será, todo por tu padre, chère.
Piénsalo bien, si amas a tu padre lo harás. Recuerda te faltan aún dos semanas en mi cama como mi esclava sexual.
Shawn."

Apretó sus puños automáticamente alrededor del volante hasta que sus nudillos se tornaron blancos. No podía creerlo. ¿Cómo podía decirle eso? Aún habían pasado cuatro días y no creía que lo hubiera hecho en realidad, y en el peor de los casos, aún cuando ella se encontraba molesta, no sentía la necesidad o no podía odiarlo.
Eso no le gustaba.

Ahora, ahí estaba ella, en Luisiana, en un coche que no lograba encender un día de Navidad, para enfrentar al hombre que amaba y que la quería como su esclava sexual. Vaya suerte la de ella. Suspiró e intentó encender nuevamente el coche, cuando el motor hizo un sonido avisando que estaba encendido ella sonrió gloriosa.

--Vamos avanzando en este día un poco -se dijo a sí misma.
Logró salir del estacionamiento y puso en marcha el coche hasta la casa de Shawn.

--Más te vale tener mucho hielo, Mendes, porque después de que abras esa puerta, tendrás que pasar una semana entera con moretones -dijo ella en voz alta mientras avanzaba por las calles de Luisiana.

Cuando se detuvo en un semáforo, pudo observar en el otro extremo de la calle el restaurante Francés a el que él la había llevado. Inconscientemente sus mejillas comenzaron a tornarse rosadas por los recuerdos de ese día.

"Montre moi-ton joli corps"*. Recordaba el sonido ronco, masculino y sensual de su voz cuando le hablaba en francés. Por un momento no creyó ser capaz de golpearlo al verlo, sino de besarlo hasta emborracharse de sus besos. Sonrió tontamente y luego se obligó a sacar esa idea de su cabeza. El sonido de la bocina de otro coche la sobresaltó e hizo que pusiera en marcha el coche nuevamente hasta su destino.

Por su suerte, tenía memoria fotográfica y recordaba exactamente cómo llegar hasta el lugar sin problemas, pasó por el bosque de pinos y ese pequeño trayecto se le hizo casi infernal e infinito. El corazón le comenzó a latir con rapidez al ver la mansión blanca, siguió marchando hasta entrar en su jardín verde y hermoso por primera vez después de su huida.

Respiró dificultosamente y apoyó su cabeza en el volante, sólo tenía que ir, tocar su puerta, enfrentarlo y luego volver con su cabeza en alto. Ese era su plan. Caminó hasta la entrada y cuando estaba a punto de tocar el timbre, frunció el ceño al ver que la entrada estaba abierta.

-- ¿Qué demonios...? -murmuró y abrió con cuidado la puerta.

*Montre moi-ton joli corps en francés: Muéstrame tu hermoso cuerpo.