XIV

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La castaña entró a su habitación la tarde del siguiente día y alzó las cejas, sorprendida, al ver la misma caja azul que la había dado la bienvenida. Se mordisqueó el exuberante labio superior y se acercó hasta la cama donde reposaba la caja. 

Escuchó el leve maullido de la gata que tenía a su disposición en ese momento. Sonrió y acarició su pelaje cuando se frotó contra su pierna. Aunque a Shawn no le gustaban los animales, se sintió totalmente satisfecho en dejarle cuidar a la gata. Criss volvió a posar su vista en la caja y un fino dedo trazó la cubierta azul claro, acarició la tapa y con un leve movimiento la abrió.

Como la última vez que la había visto, su contenido era una carta de papel, además, un par de tacones negros y algo envuelto en un papel suave y aterciopelado. Se mordió más fuerte el labio, ya rojizo, con curiosidad y abrió la carta.

<<Ma chère

Quiero darte como muestra de agradecimiento un pequeño regalo. Sé que el hecho de que te sometan a pasar un mes teniendo sexo con casi un extraño no debe ser nada agradable, pero por lo visto, estás comenzando a acostumbrarte a ello y me agrada.
Cenaremos juntos a las siete en un restaurante francés. Revisa el resto de la caja y quiero que te pongas eso esta noche. Hazlo por mí, chère.

A ce soir. *

Shawn. >>

En vez de romper la carta, dobló esta con delicadeza y la volvió a guardarla en la caja. Sacó el envoltorio y lo abrió como un niño con sus regalos en la noche de Navidad. Contuvo el aliento y una sonrisa se formó en sus labios.

La gata maulló y Criss le dio su atención.

--Hermoso, ¿no? También me gusta –le dijo a su mascota con una sonrisa.

Un vestido corto color rojo sangre destacaba entre sus pálidas manos. Observó también el profundo escote que tenía y se imaginó poniéndoselo, como había dicho, para él. Luego sacó unas braguitas de encaje, del mismo color rojo.

Vale, la lencería era sexy, pero se suponía que a Shawn le gustaba más sin nada. Aunque la mera idea de salir con un vestido corto sin ropa interior era un poco incómoda, también le parecía sexy.

Volvió a guardar el vestido conteniendo el impulso de probárselo, de alguna manera u otra sabía que le quedaría como un guante. 

Horas más tarde se estaba viendo a sí misma en el espejo sin poder creerlo. No parecía ella en absoluto. El vestido rojo abrazaba su cuerpo de tal manera que dejaba que sus curvas destacaran aún más, se pegaba a sus muslos como una segunda piel y el profundo escote no dejaba espacio para la imaginación. Dejó su cabello al natural cayendo por su espalda en espesas ondas castañas y se había aplicado un poco de maquillaje, se veía totalmente diferente a otros días. 

Salió de la habitación para encontrarse con Shawn en la sala. Contuvo la respiración y sus piernas temblaron al verlo. Su cabello castaño estaba desarreglado de una manera sexy, llevaba un traje negro que se aferraba a sus músculos y debajo de este, una camisa de botones blanca con detalles, la cual tenía los primeros botones abiertos dejando ver su pecho. ¡Dios santo! Aquel hombre era lo más sexy que había visto en su vida.

Se acercó a él un poco tímida al notar su hambrienta mirada llena de deseo y pasión. Shawn la atrajo a su cuerpo cuando estuvo y le dio un rápido pero fogoso beso, haciendo que olas de calor se acumularan entre sus piernas.

--Chère –dijo con voz ronca. –Estás totalmente hermosa.
Ella le dio una sonrisa.

--No te quedas atrás –le acarició el pecho con un dedo. –Estás como para comerte.

Un mes de placer - Shawn Mendes (ADAPTACIÓN) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora