IV

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Shawn escribió unas cuantas palabras en su portátil y cerró el documento un momento después. Miró su oficina, luego se levantó y se sirvió un vaso de whisky. Nada Mejor que un Jack Daniel's cuando trabajas duro... y cuando tu plan de venganza está a punto de comenzar. Volvió a sentarse en su silla y sonrió. Sonrió Malicioso. Sonrió por venganza.

Minutos después, el mismísimo John Cassidy estaría al frente de él con su arrugada mandíbula en el suelo y le rogaría que se callara. La simple visión John Cassidy arrodillado rogándole le hacía sentirse jodidamente bien.

Alicia, su secretaria, entró en su oficina y le avisó que tenía alguien esperando a entrar. Él movió su cabeza en gesto de aprobación y bebió otro trago. Sí, ya casi sentía a John rogarle.

Segundos después, un hombre canoso de unos cincuenta años entró en la habitación con su traje negro y una corbata roja, bien hecha.

El hombre cerró los ojos y arrugó su boca. Cerró la puerta y Shawn lo observó por un momento. Luego se sentó en frente de él y lo estudió con sus ojos. Bufó y frunció el ceño.

--Vamos, dime qué mierda quieres --espetó John. Shawn arqueó una ceja y meneó la cabeza.

--No has cambiado para nada, John. Sigues siendo el mismo infeliz de siempre... sólo que más viejo --se burló.

John volvió a cerrar sus ojos y tomó aire. Exhaló con fuerza y abrió sus ojos.

-- ¿He viajado desde Toronto hasta acá y sólo consigues decirme que estoy viejo?

--Sí y no --lo miró--. Sí, estás viejo; y no, no es lo único que diré. Tengo muchas otras cosas que decirte.

--Shawn, todo lo que quisiste insultarme lo hiciste hace 10 años --le recordó--. Dentro de unas horas tengo que dar un discurso sobre para este gobierno.

--Cierto, quieres pertenecer al Parlamento --sonrió malicioso--. Esto me encanta cada vez más.

-- ¿Qué intentas decir?

--Digo que, si llegaras a ser elegido, serías el más infeliz e imbécil Senador. Todos los estafadores como tú lo son.

La piel de Cassidy se tornó completamente pálida. Pasó una mano por su corto y escaso cabello blanco y carraspeó.

--Maldito infeliz --espetó.

-- ¿Yo? --se burló--. No más de lo que tú me has hecho, me engañaste, hiciste que me fuera de tu casa y pasara el resto de mi vida intentando sobrevivir. El único infeliz aquí sigues siendo tú.

-- ¿Qué quieres? Esta cita no es sólo para seguir insultándome, lo sé. Sé que quieres algo --dijo John temeroso.

--Sabes, hace unos días observé y escuché algunos vídeos de tu hija.

-- ¿Criss?

--Es la única que tienes, hasta donde sé --John tragó saliva. No le gustaba para donde iba esta reunión--. Estoy impactado al ver cómo cambió, se convirtió en una mujer muy sensual y seductora. Y para ser sincero, me gusta como es ahora --le dio otro trago a su bebida.

-- ¿A dónde quieres llegar con esto, Mendes? -- Espetó el hombre canoso.

--Quiero a tu hija, John Cassidy.

-- ¿Qué?

--Y no exactamente la quiero para hablar con ella --negó con la cabeza--, la quiero en mi casa, específicamente en mi cama, por treinta noches --dijo frío y serio. John quedó paralizado por unos segundos y parpadeó.

-- ¿Por qué crees que...?

Antes de que John terminara, Shawn se adelantó en contestar.

--Porque puedo arruinarte todo. Manchar tu nombre y hasta hacer que tengas que mudarte de Canadá. Sé muchas cosas sobre ti, estafas hechas años anteriores y en el presente. Y tú sabes muy bien que tengo una cantidad de personas de este gobierno junto a mí y no me resultaría difícil que movieran sus cartas con tu colegas y arruinarte la vida --contestó con una sonrisa maliciosa.

Nuevamente aquellas palabras cayeron en John como un balde de agua fría. Abrió su boca unos segundos para hablar e inmediatamente la cerró. Analizó cada una de las palabras de Shawn y entendió.

--Esta es tu venganza, ¿no? -- Le dijo entendiendo todo al fin--. Me dijiste que algún día te vengarías de mí y lo estás haciendo.

La sonrisa de Shawn creció aún más y asintió con la cabeza.

--Muy inteligente de tu parte --aplaudió sarcásticamente y cruzó los dedos sobre el escritorio.

John negó con su cabeza y se levantó de repente, Shawn imitó su movimiento.

-- ¿Quieres a mi hija a cambio de que no hables? -- Shawn volvió a asentir--. Eres un desgraciado, Criss no es un trofeo o un objeto al cual pueda cambiar, Shawn. Es mi hija.

--Lo sé muy bien. Pero tengo que admitir que la idea de tener a tu hija por un tiempo es muy... seductora.

Shawn rodeó el escritorio y le entregó un sobre. John lo observó frunciendo el ceño.

--Aquí hay un boleto de avión. Tienes hasta el domingo para que Criss esté en mi casa. Si el tiempo termina y el domingo Criss no está ahí, es mejor que te vayas despidiendo de toda tu reputación. Tienes exactamente una semana y el tiempo ya está corriendo.

John prácticamente arrebató el sobre de las manos de Shawn y salió furioso de su oficina. El castaño volvió a su silla de cuero y sonrió.

¿Quién decía que la venganza era mala? ¿Que era un pecado? Entonces a veces la venganza y el pecado podían ser tan dulces como la miel.

Un mes de placer - Shawn Mendes (ADAPTACIÓN) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora