Prólogo

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Esa noche se puede describir como fría, el viento sopla en pequeñas brisas, que para cualquier persona pueden ser relajantes.

Las calles son transitadas por algunas personas, a pesar de que ya es tarde pasean libremente y una que otra pareja se divisa.

Es todo lo que un anciano de barba, bigote y cabello canoso, observa desde la venta de habitación del tercer piso de hospital.

Por desgracia él, en esta ocasión no era el paciente, eso era lo que pensaba.

" Dios mío, porfavor dale más tiempo de vida. Es sólo un niño"

El hombre de avanzada edad se repite en su mente una y otra vez, rogando que su oración fuese escuchada.

Tratando de tranquilizar su angustia, gira su cuerpo en sentido contrario a la ventana para mirar hacia la camilla en donde un muchacho de cabello rubio y ojos azules, está acostado.

- ¿No tienes sueño?. - Pregunta la persona de apenas trece años edad.

El abuelo de este no contesta al darse cuenta que la pregunta no era dirigida para su persona.
Lo cual le provoca un nudo en la garganta y soportar las inmensas ganas de llorar.

Desde hace unas horas, su nieto, de repente estaba haciendo lo que muchos le dicen "delirar".

El pequeño rubio de forma calmada tiene su vista en una chica de cabellera pelirroja claro y de vestido muy primaveral blanco, que esta a dos metros de distancia de él y que le acompaña desde hace un rato.

Ella con una sonrisa le niega con la cabeza a modo de respuesta a su pregunta de hace unos segundos.

De pronto, sin avisar y tomando al hombre de avanzada edad por sorpresa, el detector de pulso cardiaco comienza a generar un sonido que a nadie le gusta escuchar.

- ¡Doctor!. - Grita el anciano hacia los pasillos desde la puerta de la habitación. - ¡Enfermera!.

Cuando ve al médico y a su gente dirigiéndose a su llamado, inmediatamente el regresa su atención a su nieto.

"No, esto no está pasando"

Dice el hombre para sus adentros.

El doctor mira a su paciente y sin perder más tiempo comienza a dar indicaciones a su equipo, pues lo que tiene ese niño, está sufriendo un paro cardíaco.

- Por favor, salga de aquí. - Ordena el médico al anciano.

- No, el es mi nieto. - Se niega a acatar la orden.

- Espere afuera. - De nuevo habla el doctor, pero está vez dos enfermeras intentan sacarlo.

Apesar de que el abuelo del niño se niega a abandonar el lugar, es obligado a hacerlo.

Detrás de él, también sale la chica de la habitación, dejando que los doctores practiquen la reanimación sobre aquel frágil cuerpo.

El hombre soltando una lágrima comienza a rezar de nuevo.

"Le falta mucho por vivir"

Ella al ver la tristeza del anciano se acerca y lo toma de los hombros, recargándose en su espalda a modo de abrazo. De cierta forma él siente una especie de fuerza para calmarse.

- ¿Ya nos vamos?. - Pregunta el niño rubio Interrumpiendo el intento de abrazo.

- Sí. - Sonríe la joven mientras se separa del hombre.

- ¿Mi abuelo vendrá también?. - El niño formula una nueva pregunta.

- No. - Responde ella con delicadeza.

- El no lo entenderá. - Menciona el mirando a su abuelo.

- Lo hará algún día. - Argumenta la chica.

Ambos miran al anciano por última vez, hasta que ella, con una sonrisa dibujada en los labios estira su mano hacia el oji azúl.

Al sentir la mirada posarse sobre él, voltea en dirección a la femenina y de igual forma con una sonrisa, sujeta su mano.

Ambos comienzan a caminar hacia una luz al final del corredor en dirección contraria al anciano.

- ¿Te puedo hacer una pregunta, Armin?. - Está vez es la chica quien tiene curiosidad.

- Sí, claro. - Responde el de forma pacífica.

- ¿Qué es lo que más te gusta de la vida?. - Al terminar de preguntar lo mira sin dejar de caminar.

- El océano. - Contesta el rubio de forma emocionada y con un brillo de iluminación en los ojos...

Enamorado De Un ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora