Capítulo. 7

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Saliendo de la biblioteca Leví se dirige al aparcamiento dónde estacionó su automóvil gris, la jovencita de caballos rojizos va detrás de él sin decir ni una palabra.

El azabache abre la puerta del copiloto para que ella pueda subir.

- Gracias. - Menciona el ángel al mismo tiempo que asciende al vehículo.

El doctor rodea el automóvil pasando frente al cofre para después subir. Ya estando arriba saca su teléfono celular de uno de los bolsillos del pantalón, y toca la pantalla bastantes veces con los pulgares.

Luego de un momento vuelve a guardar el aparato.

- Una disculpa tenía que enviar un mensaje. - Seguido de eso se pone el cinturón de seguridad y preciona el botón para hacer que el motor del automóvil encienda.

- No te preocupes. - Habla la joven mostrando una sonrisa dejando un silencio entre los dos.

- ¿No te pondrás el cinturón de seguridad? - Pregunta el conductor del automóvil.

- No. - Habla Petra sin darle importancia. - No lo necesito.

- No es cuestión de si lo necesitas o no. - Menciona el azabache muy serio casi interrumpiendola. - Es por seguridad.

- Pero no quiero ponermelo. - El ángel usa eso cómo una excusa.

- Tienes que hacerlo.

Tras esa orden por parte del hombre, ambos guardan silencio, el por esperar que la chica obedezca su orden al fin, y ella con la esperanza de que pasen por alto ese detalle.

- Vamos hazlo ahora mismo. - Decreta Leví aún con la seriedad que le caracteriza. - No avanzaremos hasta que uses el cinturón de seguridad. - Después de lo mencionado apaga el motor del vehículo.

- Es que... - La joven parece que piensa las palabras que quiere usar a continuación. - Lo confieso. No sé usarlo.

- ¿Me estás bromeando? - Pregunta el con sarcasmo.

- No. Enserio. - Habla ella desviando la mirada. - He visto muchas personas usarlo pero nunca he intentado ponerme el cinturón.

- Ni en broma pensé en encontrar a una persona que no supiera algo tan simple cómo usar un cinturón de seguridad. - El hombre vuelve la vista al volante mientras piensa en que palabras debería usar. - Te mostraré cómo abrocharlo.

El ángel sólo asiente con la cabeza a modo de afirmación.

Leví la mira de nuevo y un poco inseguro sobre si es prudente o no tener que trasvasar a esa chiquilla, comienza a acercarse lentamente hacia ella y estira un poco su brazo izquierdo para poder tomar el cinturón.

El azabache con la atención puesta en hacer que el broche del seguro quedé sujeto al otro extremo, terminando levanta la vista a la joven sólo para darse cuenta que ella tiene la mirada fija en el.

Al estar tan cerca, es inevitable que ambos se pierdan en la mirada del contrario, en especial Leví, ya que los ojos ámbar del ángel irradian tranquilidad, calidez y ternura.

" Son tan hermosos "

Piensa el doctor para si mismo.

Inconcientemente trata de olfatear el aroma de su joven copiloto, pero curiosamente no logra percibirlo, ni aunque acorte un poco más la distancia entre ambos.

Enamorado De Un ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora