Parte 36

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—Empiezo yo. —Lara se acercó el vaso a los labios—. Yo nunca me he liado con alguien de mi mismo sexo.

—¿Eso es empezar flojo? —preguntó Silvia mientras bebía un trago.

A Bea no le sorprendía la falta de sutileza de su amiga Lara.

Camino llevaba una temporada deprimida. Tenía muchísimo estrés en el trabajo y eso le acabó pasando factura. Cada una de sus amigas había intentado ayudarla de alguna forma. La llevaron de excursión, de compras, de fiesta, la llamaban y le daban cariño.

Lara, en cambio, tenía otra teoría: estaba empeñada en que sus penas se aliviarían con sexo. Así que a menudo trataba de detectar chicas solteras, que pudieran estar interesadas en Camino.

Estaba usando el juego para averiguar si Erica, la chica del pelo azul, o Silvia, su amiga rubia, encajaban en el perfil.

Bea lo sentía por Camino. Pero a la vez se alegraba que Lara estuviera entretenida, arreglándole la vida a Camino y no a ella. Con Bea además tendría menos contemplaciones y soltaría algo como "Yo nunca me he follado a Hugo".

Bea, Lara, Raquel, Camino y Silvia bebieron.

—Espera, ¿cómo funcionaba esto? ¿Bebes si lo has hecho o bebes si no lo has hecho? —preguntó Germán cuando estaba a punto de beber.

—Bebe el que haya hecho la acción del "yo nunca" —aclaró Lara.

—Mi turno. Yo nunca he follado en un portal —dijo Camino colocándose las gafas.

Esa era su forma de vengarse de Lara, quien tuvo que beber.

—Qué peligro tenéis. Normalmente se empieza con preguntas más inocentes, para romper el hielo —protestó Germán.

—Bebe —le ordenó Iker, adivinando que por eso protestaba.

Germán, Lara y Bea bebieron.

—¿Habéis empezado a beber sin mí? —Hugo regresó a las tiendas.

—Han empezado ellas. Yo aún no he olido el alcohol. —Martín estaba algo fastidiado por no haber bebido.

—¿Por qué? —preguntó Hugo.

—Estamos jugando a "Yo nunca" —dijo Valeria.

—¿Como si fuéramos críos? —Hugo se cruzó de brazos—. ¿En serio?

—Pues no juegues, cenizo —gruñó Bea sin mirarle.

—Eh, menos humos. —Lara puso orden.

Hugo cogió un vaso de chupito, se lo llenó y se sentó al lado de Erica, frente a Martín.

—Yo nunca he estado en Disneylandia. —Valeria trató de decirlo con seguridad, pero su timidez volvió a hacer que se sonrojara. No bebió.

—¿Veis? Así teníamos que haber empezado —dijo Germán.

Bebieron Erica e Iker.

—Qué sosa. —Erica le guiñó un ojo a Valeria.

No lo dijo con mala intención, pero Valeria se sintió mal. Disimuladamente se escondió tras el brazo de Iker. Él lo notó y decidió que tenía que hacer algo para animarla.

—Yo nunca he llamado "mamá" a mi jefa por error —dijo Iker a modo de confesión.

Se hizo el silencio. Iker bebió y todos se echaron a reír.

—A mi profesora la llamé "mamá", en primaria —confesó Germán.

—Yo también. —Iker se encogió de hombros y sonrió al ver como a Valeria se le saltaban las lágrimas riendo—. Pero estaba ya en el instituto.

Si me dices que noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora