Estoy a punto de orinarme de los nervios mientras discuto internamente la idea de salir corriendo y terminar con toda esta farsa antes de que explote, o tocar el timbre de su casa y por fin verlo devuelta después de un mes.
Soy tan imprudente que termino tocando timbre movida por mis estúpidas emociones. Estoy temblando como una gelatina y mi cuerpo parece helarse cuando la puerta se abre y veo su espléndida sonrisa delante de mí ¡De verdad que estoy loca! No puedo creer que haya llegado hasta este punto sólo por verlo.- Buenas tardes Rivelles, pase-. Creo que es lo mejor que me han dicho en años.
- Buenas tardes- murmuró haciendo lo que me dice.
Su casa era espectacularmente ordenada, con luces tenues realmente relajantes para la vista. Había una mesa larga con sillas y detrás de esta una puerta corrediza que seguro llevaría al resto de la casa. Mi mente sucia se anima a pensar como será su habitación, pero descartó el pensamiento antes de que me sonroje y el lo noté.
- Ha llegado un poco más temprano de lo dicho, tendremos a un muchacho más, debería llegar en diez minutos- ¿qué pensaría si supiera que lo hice a propósito?
- Lo siento, pensé que demoraría más en caminar hasta aquí.
Bien Mila, sigue mintiendo hasta que todo explote.
- ¿Caminas hasta aquí?-. Su mirada sorprendida incluso me fascina.
- Si, voy caminando a todos lados
- Tal vez por eso esta tan delgada- ¿Podría tomar eso como un algo?
Mi mente quiere tomarlo como Tal, pero realmente suena más bien como si estuviera mal. Aunque no soy de mal comer, sólo camino mucho.
- No tengo quien me lleve a todos lados. Aún así me gusta caminar, me ayuda a pensar o imaginar cosas-. Creo que acabó de sonar como una loca.
- ¿Imaginar?
- Si… Bueno…-. Lo que me faltaba, tartamudear-. Me gusta imaginar historias que luego pueda escribir en libros.
- ¿Te gusta escribir?
- Si, mucho.
- Eso es fascinante, me sorprende que al menos uno de los adolescentes de esta época se emocione por la literatura-. Esa sonrisa quedará anclada en mi memoria por siempre, lo se.
Si supiera que devoró libros con frecuencia en la biblioteca de mi escuela, mientras Denise estudia arduo a mi lado. Capaz se enojaría al pensar que no pongo el mismo empeño que mi amiga. Pero algo que no puedo negar es un buen libro. Más si estoy en una biblioteca.
- Puedo mostrarte algo que te gustará.
Asentí nerviosa, mientras el parecía orgulloso de lo que estaba a punto de dejarme ver. Camino hacia la puerta corrediza y la abrió, mientras yo saltaba internamente por la idea de conocer más a fondo la privacidad de su hogar. La verdad, doy miedo en este momento.
Entre en otra sala que parecía ser un living. Había un sillón doble con una mesa ratones enfrente de el, sonreí al ver algunos libros apilados sobre ella. Sin duda los libros son una gran decoración incluso cuando están desordenados. Lo que me llamó la atención no fue esa vista. Sino que detrás del sillón había una enorme pared con estantes de madera totalmente poblado de libros.
Casi corrí hacia allí. El mejor sueño de mi vida sería tener una biblioteca así en mi cuarto.
Mire los libros en los que sin asombro me Di cuenta de que la mayoría eran de biología. Pero la mitad de este estaba atestado de novelas clásicas en las que casi me derretir de placer con sólo mirarlo. Algunos de los libros parecían antiguos, lo cual era un exquisitez admirar sus tapas de cuero.
Alce la mano para tomarlo cuando me Di cuenta de mi imprudencia. Me gire a observarlo, estaba apoyado contra la pared con las manos en los bolsillos de sus pantalones con una amplia sonrisa de orgullo. Hasta me desestabilizo lo sexy que se veía en esa posición. Me miraba y podía ver un atisbo de ternura en sus ojos.