— Marcos fue mi primer novio, el muchacho que le conté, mi primera vez—. Notaba la preocupación de Hartmann aumentar en su mirada.
— ¿Qué le hizo?
— Bueno—. Me temblaban las piernas de sólo recordarlo—. No era el mejor novio del mundo, me engañaba, a veces me insultaba y me decía que era una "calienta braguetas" por usar pantalones ajustados—. Hizo un amague por decir algo, pero lo detuve—. No me interrumpa sino no lograre decirlo—. Asintió dejándome continuar—. Llegó a golpearme una vez, a veces siento el lado derecho de mi cara entumecerse cuando recuerdo ese golpe—. Instintivamente me toque la mejilla, obviaba ese recuerdo, pero cuando llegaba quería volver a sobarme—. No recuerdo mucho, el golpe había sido tal que mi vista estaba borrosa y apenas podía controlar mis movimientos. Yo...—. Mi cuerpo empezó a sacudirse por completo y no podía controlarlo, ni siquiera las lágrimas que empezaba a formarse en mi ojos— sólo recuerdo que me estaba manoseado y me desesperaba no poder detenerlo. Pero...-—Dios, que difícil Es, no me salían las palabras.
Hartmann tiró de mí y me abrazo con fuerza. Sentía sus músculos tensos y como tragaba con fuerza, su mandíbula estaba rígida y sus ojos perdidos.
— Oh, pequeña, lo siento mucho.
— No llegó a violarme, pero me resulta asqueroso recordar eso. Creo que en ese momento cambio mi actitud, era presa de decir y hacer lo que quiera, por eso nunca más me permití estarlo. Por eso hago estupideces y no me importa lo que digo por más vergonzoso que sea.
— Muchas mujeres se encierran después de haber pasado por eso, usted hizo todo lo contrario.
— Encerrarme es lo que él quería, no quiero ser lo que él quería que sea. De todas maneras si tengo una clase de trauma por así decirlo. Cada vez que lo veo, me mareo y a veces suelo desmayarme.
Sentí un cálido beso en mi cabeza, era increíble la sensación de protección que tenía en este momento. Me sentía segura a tal punto que mis temblores empezaban a desaparecer.
Con suma delicadeza me giró y me abrazo por detrás. Acariciaba mi brazo con suavidad, como si fuera la cosa más frágil del mundo.
— No sé qué decirle, sólo tengo en mente en buscar a ese sujeto y enseñarle algo de respeto. Demonios, es una niña ¿cómo puede hacer algo así?
— No hace falta que diga Nada, sólo deje de llamarme niña.
Me acurruque más en sus brazos y termine durmiéndome nuevamente con la suave caricia de su piel en la mía acunándome.
Cuando desperté, me alivió sentir que mi estómago se había calmado. Hartmann dormía a mi lado con la boca semiabierta. Su rostro parecía volver a la normalidad, sus ojeras ya no estaban tan marcadas. Parecía más pálido y su boca resaltaba más. No sé en qué momento se había sacado la camiseta, pero es verdad que hacía un calor de muerte. Viniendo de él, hasta creo que se la sacó dormido. Me imagino su cara cuando despierte y se dé cuenta que ya no la tiene.
Se removió en el lugar con mis movimientos y pasó sus brazos debajo de la almohada mientras se colocaba boca arriba. Su pecho resaltaba aún más y los tres míseros pelos que había en su pecho apenas se veían. No pude evitar ponerme a jugar con mi dedo con ellos, tampoco sonreír. En este momento le cantaría un remix de "Mi barba tiene tres pelos", cambiando el "barba" por "pecho".
Su boca parecía invitarme a besarlo, pero me tentaba también besar su pecho desnudo. Oh, Hartmann, va a volverme loca.
Me moví casi hipnotizada por mis deseos y me subí arriba suyo. No se despertó En lo absoluto, pero si volvió a removerse. Me deslice sobre su pecho mientras me decidía entre besar la zona o pasar la lengua, ¿sería raro morderlo? Opte por plantar un suave beso en su pecho y me asombre del espasmo que había surgido en su cuerpo mientras largaba un suave gemido. Eso fue lo que lo despertó.
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