Fin

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La profesora de Literatura Española no paraba de hablar y aunque me guste muchísimo su materia yo estaba más centrada en qué las clases de estaban terminando, que mañana era mi cumpleaños número 22 y que me quedaba un año para recibirme. 

Demasiadas emociones juntan como para prestar atención. Aunque tendría que hacerlo, está explicando cómo será el examen final de su materia.

Miraba la puerta de salida con el exuberante deseo de salir corriendo por fin, los últimos minutos se estabav haciendo interminables. Como si los malditos disfrutarán esa tortura.

Un golpesito en mi hombro me saco de mi eterna espera. Lara me sonreía desde su banco detrás mío con un brillo en los ojos que mostraban su emoción.

- Creo que le voy a decir que voy al baño y me voy- murmuro.

¡¿Pero porque no se me ocurrió antes?! Resople molesta porque no podría usar el mismo método yo también.

- Bueno te regalo mi idea cómo regalo de cumpleaños adelantado. Vete tú, pero más vale que me esperes.

Mi sonrisa se expandió tanto que debo haber dado miedo. Alguien se ganó el almuerzo gratis.

Cómo es debido llame a la profesora y le pedí ir al baño que no me sentía muy bien. Obviamente la señora se dió cuenta de mi pequeño truquito, pero aún así sonrió y me dejó salir. Creo que todos estamos de buen humor por la insipiente llegada de las vacaciones.

Baje por las escaleras porque le tengo pánico a los ascensores. Esa mierda es como una caja de sorpresas, tu entras pero vaya a saber uno si sale. Tal vez exagero pero no pienso meterme en esa cosa.

Llegué a la entrada a la universidad pero no salí de ella. Cómo lo prometí voy a esperar a Lara. Me senté en uno de los pilares de la escalera y saque un libro que me habían regalado para mí cumpleaños. La historia básicamente se trataba de un psicoanálisis que era amenazado por un expacirnte que aseguraba que le había arruinado la vida e iba a vengarse matando a su familia uno por uno si no descubría quien era. Estaba totalmente prendida del libro y de ese exquisito suspenso. No había nadie en los pasillos excepto algunos profesores que iban y venían.

Observé a mi alrededor para asegurarme que nadie me estaba viendo haciendo unas caras endemoniadas mientras leía el libro y me consumía su suspenso.

En dos segundos mi mundo se congelo. Las manos me temblaba y tenía unas inmensas ganas de llorar, no sé si de sorpresa o de felicidad. Mi exprofesor del taller de literatura hablaba con un hombre que sonreía mientras esté hacia bromas. Ese mismo hombre era el. Fran estaba parado a metros de mi.

En un momento pensé que mi retorcida cabeza me estaba causando una mala jugada. Los ví caminar hacia mi mientras íban charlando. No se había percatado de mi presencia incluso cuando paso por al lado mío.

- Hola Fran- murmuré cuando paso y se paralizó en el lugar.

Se dió vuelta con los ojos enormes, creo que reconoció mi voz.

- Mila- largo en un susurro.

Ambos habíamos olvidado la presencia del otro profesor por un momento. Hasta que el reaccionó y se dió vuelta al señor que nos miraba sin entender nada.

- Lo lamento, señor Pérez. La señorita Rivelles es hija de un amigo mío, ya sabe que hace mucho que no estoy por la ciudad y uno se sorprende cuando ve a los jóvenes crecer asi- dijo y por la mirada que me dió quiso darme a entender de que era verdad.

- Si uno cuando llega a esta edad ve a los jóvenes crecer a pasos agigantados - contesto Pérez - Bien, yo tengo que ir a clases asique después seguimos con la charla.

Amor De Mi Vida: Profesor - AlumnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora