Capítulo XI

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Me comporte, aunque no lo crean lo hice y me costó muchísimo mantener mi boca cerrada, me atraganta en helado para no poder hablar.

Pero vamos, estábamos en su cama, sentados, pero muy juntos y había helado. Mi imaginación iba a mil y tenía unas ganas mortales de poner en práctica mis ideas. Hartmann hablaba de sus clases y lo escuche atenta, también tratando de poner mi cabeza en otro lado.

— Son buenos chicos, pero no estudian y eso que se los deje muy fácil. Las preguntas eran simples, es cuestión de leer.

— Bueno entienda que biología es una materia aburrida como para sentarse a leer horas—. Levantó una ceja centrándose en mí ahora.

— Me había dicho que le gustaba—. Ya metí la pata de nuevo.

— Si, bueno...

— ¿En eso también me mintió?

— ¿Qué quiere que le diga? Use toda la artillería para llegar a usted ¿habría llegado hasta aquí si no lo hubiera hecho?

— Podría haberme pedido clases de literatura.

— No tenía la menor idea de que también había estudiado eso. Además no necesito ayuda en literatura, me voy con un diez en mi boletín escolar todos los años—. Sonreí orgullosa.

— Tampoco necesitaba de biología, ni siquiera había tenido—. Ahora si me había cerrado la boca.

— Vaya, Hartmann, hasta está aprendiendo usted de mí.

— Si y me asusta. Lo que no entiendo es ¿cómo no tuvo biología en todo un año? Es de las materias principales.

— Voy a una escuela de arte Ahora, se centran más en lo que es la música y la pintura, creo que también fotografía pero yo no estoy en esa parte. No me gusta.

— ¿Cómo terminó en una escuela de arte siendo que le gusta la literatura?

— Una estúpida profesora que me desaprobó a fin de año con una estúpida excusa.

— No hable así de sus profesores.

— Se lo busco.

— ¿Por qué la desaprobó?

— Nos hacía llevar un cuaderno con material teórico a los exámenes de matemáticas y precisamente me lo olvidé en el examen final del año ¡Sabía que lo tenía! ¡Qué estaba completo! Nunca lo había olvidado.

— Pero se lo olvidó...

— No hable como profesor, ¿por qué todo el mundo nunca está de mi lado?

— Bueno, no la hubiese desaprobado por eso, tal vez se lo hubiese hecho traer en diciembre.

— Ahora me entiende. Bueno, la escuela estaba llena y tenía mucha demanda de ingresos. La condición para quedarse era no desaprobar ninguna materia, asique tuve que buscar otro colegio.

— ¿Quién era esa profesora? Tal vez la recuerde.

— El apellido era Díane, no recuerdo su nombre—. Hartmann empezó a reírse cuando se lo dije.

— Si, la recuerdo, era un tanto... particular esa señora.

— Le raye el auto después de eso.

— ¡Mila!

— Era una broma, lo hicieron mis compañeros, pero yo lo disfrute.

Continuamos con el libro después de eso, tranquilos. Me fui de su casa cuando empezaba a oscurecer, se ofreció a llevarme, pero decline la oferta ¿Qué haría si mi mamá viera que llegó en un auto con un hombre mayor? Bueno, no haría nada supongo, pero de seguro se lo diría a mi papá y ahí si se destacaba la tercera guerra mundial, sólo entre cuatro paredes.

Amor De Mi Vida: Profesor - AlumnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora