CAPITULO 10

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AURORA

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AURORA

Las puertas del ascensor se abren con nosotros dos en el desolado piso 30.

Al igual en la oficina por Denicio, pero esperando que yo pase primero envuelta en su saco de vestir que, pese a negarme y una vez dentro del auto, me obligó a que me cubra con el cuando se lo sacó.

- Vas a enfermar, si no recuperas calor... - Al fin habla, mientras entra a una puerta anexa que jamás noté.

Y vuelve con algo entre sus manos.

- La puerta del medio es un baño. - Me indica. - Una ducha caliente, sacará el entumecimiento y frío que llevas... - Prosigue. - ...y la de la izquierda una habitación, esto te servirá después... - Me entrega ropa seca y doblada.

La miro entre mis manos, junto a mi zapato.

El jodido zapato atascado.

- Lo siento. - Suelta. - No hay muda femenina. - Se excusa, al notar mi mirada fija en las prendas dobladas.

- No...no es eso. - Le digo rápido y agradezco con un gesto. - Solo, que pude haber regresado a mi casa...

- ¿Vives lejos? - Me interrumpe.

- Algo así...

Y niega, acercándose al gran ventanal con su vista de 180 grados dándome la espalda, para ver como la tormenta no mengua y se ilumina como el mismo día por los truenos.

- Con el temporal y cruzando parte de la ciudad con el agua sobrepasando las calles y la congestión vehicular... - Voltea a mirarme. - ...un caos.

Mirada seria.

Pero, lleno de calma.

Una absoluta como la serenidad que emana de pie y poca distancia, obervándome con sus manos en los bolsillos de su pantalón sastre de vestir y sin importarle que un lado de la camisa blanca que lleva puesta.

La zona de un hombro e izquierdo y como gran parte de su brazo, está mojado también.

Mas bien empapado y por cubrirme a mí, en su totalidad con su paraguas antes.

Señalo su brazo.

- Deberías, también... - Solo me atrevo a murmurar.

Cual se mira por eso.

Y mi mandíbula se desencaja.

Madre de Dios.

Porque, sonríe como toda respuesta.

Sip.

No es colosal ni de oreja a oreja.

No pidamos tanto.

Mas bien, solo una de las comisuras de sus labios arqueada hacia arriba y desde su lugar.

Pero, encandila.

Los hermanos Jo.De.Te®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora