SINOPSIS
Tres rostros, iguales.
Pero tres personas, diferentes.
El ángel.
El demonio.
Y la balanza.
Los tres famosos hermanos gemelos, Mon.
Joviano, Denicio y Tesar.
O como bien se los conoce.
Por los hermanos Jo.De.Te.
Porque son, sexis.
Porque son...
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AURORA
Aunque no dormí las horas necesarias tras mi incidente aguacero y salvada por mi jefe dos, Denicio, anoche.
Seguido después de mi partida del piso 30, encontrando mis restantes jefes.
Cara de culo Joviano al verme, pero alimentada y traída a casa por el dulce Tesar.
Me abalanzo, abrazando mi querida almohada en mi hermosa cama y me entrego sin pestañear a un sueño profundo.
Uno reparador.
Para luego horas después y llevando aparte de otra carterita, una bolsa de papel con las ropa prestada, tras un programa rápido con secado de la lavadora.
Y muy puntual en el Holding esta vez.
Que me lo confirma, la sonrisa satisfactoria de Marcia al salir del ascensor y ya viéndome tras el recibidor del piso 30 antes que ella.
No solo, con las documentaciones como agenda de los jefes en perfecto equilibrio y día laboral de TINERCA.
Sino, también.
Al entrar a la oficina de ellos.
Y que todo está en orden al igual que el frigobar de energizantes y jugos frutales, listos para ser bebidos como cajitas de sabor uva y naranja, del gusto personal de Tesar.
Chequeo mi hora.
Las 7:11h.
Y voy derecho a la cafetera, rodando mis ojos.
Porque, solo falta.
Joviano.MandaMás.Cabrón.
Recordando su petición.
Ok.
¿A quién, quiero engañar?
Más bien, una advertencia.
La solicitud de su café negro y con dos de azúcar a las treinta, cada mañana.
Por eso lo hago diligente y con la seria posibilidad de escupir en él.
Pero creo que Marcia a mi lado, no lo apreciaría tanto como yo.
Y con un suspiro ante esa lejana y tentadora idea, tras cerrar su tapa con su calor justo.
Me dirijo al ascensor en un piso casi vacío por ser temprano de la hora de ingreso comercial.
Desciendo y por el acceso trasero del Holding, salgo afuera y en dirección a la zona metalúrgica, con un sol que lucha contra las nubes grises que quedaron de ayer y todavía, amenazan con la posibilidad de más agua.
Sin importarme eso elevo mi rostro, porque se siente lindo y lleno mis pulmones de ese aire fresco y con olor a lluvia.
Una vez en la entrada y ya reconociéndome el guardia de ingreso, me señala que el jefe se encuentra en su taller personal y de la empresa.
