Esa Noche Me Cambiaste La Vida | STONY

Noche Agitada

Tres días después de haber recuperado el cetro de Loki de las manos de Barón Strucker, el criminal de Hydra, hubo una fiesta de despedida organizada por el gran Tony Stark en la torre de los Avengers.

Todos divirtiéndose, jugando, platicando, tomando, etc. Sin embargo el tiempo transcurrió y el hombre de metal ya estaba un poco ebrio, sentado en el borde de su cama con una cerveza en la mano. Supuestamente solo iba a cambiarse la camisa pues accidentalmente una copa con vino se derramó sobre la que traía y además de andar apestoso a alcohol le incomodaba.

Se quitó la prenda dejando a la vista toda esa parte de su cuerpo, se acabó el contenido de la botella dejándola en el piso mientras que él solo terminó recostándose empezando a quedarse poco a poco dormido.

— Tony, donde est... — Ese era Steve Rogers, quien entró a aquella habitación cerrando seguidamente la puerta dándose cuenta de que ahí estaba la persona que andaba buscando. — Te están buscando, oye — Sus ojos miraban todo el cuerpo del castaño, realmente era hermoso. Sus dedos se acercaron empezando a deslizarse por el abdomen desnudo de Stark, bajando con suavidad hasta llegar justo a la entrepierna del mismo que fue apretando un poco sobre el pantalón.

— Mnh... — Poco a poco Tony comenzó a moverse mientras mordía suavemente su labio y sus ojos no se abrieron hasta llegar al momento en que sintió cómo su pene era apretado por algo suave y cálido. — ¿Hgh...? — No tardó en darse cuenta de lo que estaba pasando, sus piernas estaban totalmente abiertas y sobre él había alguien. 

— Q-quie... ¡t-tú!, ¿¡q-que haces?! — Sí, era el Capitán, no podía estar más sorprendido y a la vez avergonzado. Su miembro estaba siendo estimulado por la mano ajena, bajando y subiendo por todo el largo aumentando cada vez más la velocidad, no iba a admitirlo pero se sentía bastante bien, tanto que estaba a poco de venirse. — ¡Ah... ghn!, ¡n-no!, ¡esper...! — Ni siquiera podía cerrar sus piernas, no tenía la fuerza suficiente para hacerlo y mucho menos para alejar al rubio de él.

Rogers no decía ninguna palabra, simplemente se concentraba en lo que estaba haciendo, aunque no negaba el hecho de que ya estaba bastante excitado.

— ¡Ahhh!, Rog... Mmm! — Sin poder aguantarlo más, el semen salió expulsado manchándose a sí mismo al igual que un poco al alto y musculoso hombre sobre él. Fue entonces cuando sintió como sus piernas eran alzadas y volteó a ver notando lo que Steve estaba haciendo, desabrochándose el pantalón y bajando levemente su ropa interior sacando su pene. Dios, los ojos de Stark se abrieron como platillos al ver el tamaño de ese paquete. — ¿Q-q-que h-haces...?, n-no, n-noo, eso no va ahhh... — Muy tarde, una fuerte corriente recorrió desde su ano hasta la cabeza y un terrible dolor invadió todo su cuerpo.

Ese había sido el gran pene de Rogers que ya estaba dentro suyo, nunca antes había sentido un dolor tan inmenso. — S-sa... sácalo — No podía voltear a ver al mayor pero aun así intentaba hablar, lo que no entendía era por qué el rubio no decía absolutamente nada. No quería ni imaginarse lo que iba a seguir, lo que podía hacer Steve estando en ese confuso e incómodo ambiente. — ¡Ghn... gh!, n-no noo te... ¡ahh!, ¡ahhh! — En pocos minutos inició lo más bueno del momento, aunque quizás para Stark no era así, o al menos eso era a lo que quería aferrarse, pues claro, esta era su primera vez.

Sus manos apretaban la sábana con fuerza sin dejar de soltar gemidos por los fuertes movimientos de Rogers. — ¡Aghhn! — Podía sentir la virilidad ajena salir y entrar de él cada vez más rápido. Al principio el dolor era de lo peor, pero conforme los segundos pasaban iba disminuyendo, mientras que el placer era lo que comenzaba a hacerse presente.

En momentos, Steve soltaba uno que otro gemido, se sentía muy bien, y a diferencia de Tony esta era su primera vez teniendo sexo. Mentalmente esperaba estarlo haciendo bien.