Vámonos

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Luego de haber dicho aquellas lindas palabras, fue directo a la cocina y agarró una manzana que empezó a darle mordiscos hasta terminársela. Curiosamente su cuerpo estaba tranquilo, ¿acaso el motivo era el bebé?, quien sabe, ya se lo preguntaría después al médico.

— Señor, ¿se encuentra bien? — Preguntó Jarvis mientras Tony regresaba a la habitación para echarse a la cama y dormir un rato más, aún faltaba para que amaneciera.

— Si, eso creo — No pasó ni un minuto cuando se quedó completamente dormido, y afortunadamente en el resto de la noche no hubo molestias, dolor, pesadillas, nada malo.

10 de la mañana y el castaño fue abriendo los ojos hasta estar bien despierto, enserio que la noche anterior durmió como nunca, nada mal.

— Jarvis — Soltó un bostezo — ¿Qué hora es?.

— Buenos días, señor, son las 10:04 de la mañana, es un día muy soleado.

— Diez... — Ahora se daba cuenta que dormía bastante, antes se la pasaba toda la noche despierto y rara vez descansaba aunque sea 1 hora.

— Señor, la señorita Potts llamó varias veces, pero le dije que usted estaba dormido, ella está esperando a que le marque — Tony se puso de pie y caminó hasta el baño para orinar.

— No sé si pueda hablar con ella.

— ¿Qué piensa hacer?.

— No lo sé, tal vez... — Se lavó las manos y salió de ahí sin dejar de pensar. — Jarvis, márcale al doctor y pásamelo.

— Sí, señor.

— Babas, prepara el desayuno, sin hacer desastres de los que te puedas lamentar — Ordenó a su invento que enseguida fue a hacer la comida.

-— ¿Señor Stark?, ¿cómo está? — Esa era la voz del médico y Tony no tardó en responder con un tono ligeramente seco.

Bien, quiero hablar contigo.

— ¿Ya tomó una decisión?.

— Sí, y lo voy a tener — Inclinó la cabeza mirando su abdomen que seguía "normal".

— ¡Estupendo! — A decir verdad eso alegró bastante al doctor, Stark no supo él por qué de ello, pero bueno, le restó importancia. — Entonces de verdad tenemos que hablar.

— Escúchame, no puedo tener otro médico, tú eres el único en quien puedo confiarte mi situación — Ya tenía una idea pero no sabía si era lo mejor o no. — Voy a irme de aquí.

— ¿Irse?, ¿se va a mudar?.

— No, me refiero a que voy a huir, estoy pensando a dónde, un lugar donde no me encuentren — No estaba seguro de esto, pero no se le ocurrían otras ideas. — Y quiero que vengas conmigo.

— ¿Qué?, pero eso es imposible, no puedo dejar mi trabajo así de repente y usted es una celebridad, todo mundo lo va a buscar. — No creía lo que el contrario le decía.

— Tu trabajo será estar conmigo, ya sé que me van a buscar, pero haré de todo con tal de que no den conmigo — Se paró y caminó en dirección a la cocina donde pudo ver a Babas "cocinar".

— ¿Está usted hablando de por vida?.

— No, bueno no lo sé!, al menos hasta que nazca el bebé, pero enserio quiero que vengas conmigo, me serás de mucha ayuda — Sí, tal vez estaba loco al pensar en huir pero ¿qué otra opción tenía?.

— Está bien, ¿cuándo partimos?.

— Hoy.

— ¿Qué?, pero no tengo tiempo para...! — Intentó preguntar, aunque fue interrumpido por Tony.

— Sal de ahí, ya te dije, !tu nuevo trabajo será estar conmigo!, envíale tu dirección a Jarvis para pasar por ti.

— De acuerdo — Aún sorprendido por las palabras ajenas, cedió y aceptó con gusto. Al final colgó y tanto él como Stark se pusieron en marcha.

— Jarvis, quiero que le quites los rastreadores a todos los trajes, que empiecen a ser empacados en las cajas y los echen a mi auto preferido, explota cualquier rastro, las cámaras, el sistema de audio, todo — Regresó al cuarto y tomó su celular buscando el contacto de Pepper para llamarla.

— Sí, señor.

Caminó de vuelta a la cocina acercándose a Babas para ver como iba.

¿Dormiste bien? Contestó Potts con cierto tono de enojo.

— Ah, si si, muy bien — Pensaba en qué decir, cómo explicar todo pero a la vez no.

Tony, ¿qué te pasa?, no creo lo de tu plática con el presidente, evades mis llamadas, ¿qué sucede?.

— Pepper, yo... lo siento — Dijo en voz baja mientras se tapaba los ojos con una mano.

Del otro lado de la línea ella estaba con el ceño levemente arrugado, era raro que su pareja se disculpara tan repentinamente. Tony, estás bien?.

— Sucedieron varias cosas y ahora me tengo que ir, será por un largo tiempo, mira... te pido que confíes en mi y no me busques, no avises a nadi...!

Tony no entiendo, ¿a qué te refieres?, ¿qué pasa? Entre más hablaba Stark, menos comprendía.

— Linda — Esto se hacía difícil para el castaño, de solo pensar en que posiblemente no volvería a ver a Potts nunca más, dolía. — No preguntes nada, voy a volver y cuando lo haga te explicaré todo, pero por favor, no me busques, si preguntan, ponles una excusa, ya sabrás cuál.

TONY!, no puedes irte así por nomas!, dim...!.

Te amo.

¡Ton...! No la dejó terminar, pues colgó la llamada y enseguida apagó el celular. Se sentía mal por esto pero no tenía de otra, no quería ni imaginarse lo que pasaría si se quedaba. Lastimaría a Pepper de la peor forma y causaría un relajo entre las noticias, chismes, chismes y más chismes; además no quería que algo de eso llegara a oídos de Steve Rogers, ya estaba decidido, nunca le diría la verdad a ese hombre.

Como sea, ahora no podía estar lamentándose, lo primero era irse de ahí. — Babas, ya tengo hambre, apúrate — Sus tripas le gruñían como perros rabiosos y para su suerte no esperó mucho, "el torpe" terminó su deber y sirvió el plato a su jefe quien al instante comenzó a comer.

Varios minutos después terminó y se fue al cuarto para empezar a hacer la maleta, no echó toda la ropa ya que estaba consciente de que tarde o temprano dejaría de quedarle, al menos las camisas sí. — Jarvis, cómo vas?.

Ya está todo, señor.

— Bien, amm... ¿sabes qué?, quítale las placa al auto y ponle las falsas que hice hace tiempo, ah y píntalo.

— Señor, pero eso tarda horas.

Lo sé, échale pintura negra así a lo menso, ¡PERO! sin manchar vidrios, con tal de que no lo distingan.

Está bien, señor.

Luego de tener todo listo bajó al laboratorio para ver como iba su carro, no estaba tan mal pero se dispuso a unirse a sus inventos. Al final de cuentas el carro quedó muy diferente a lo bonito que estaba antes, pero eso era lo de menos. Pasó casi una hora y todo estaba listo, se puso ropa casual, una gorra, gafas oscuras, pants, tenis y subió al carro que parecía haber sido grafiteado por algún delincuente. En los asientos de atrás llevaba a Babas tapado con una tela gruesa que ocupaba casi todo el lugar y en la cajuela estaban sus trajes bien guardados, herramientas, la maleta y otras cosas que para él eran necesarias.

La puerta de su lujosa cochera se abrió. — Estamos listos, Jarvis — Encendió el motor. — Sí, señor — Y arrancó.

Esa Noche Me Cambiaste La Vida | STONYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora