La vida no le podía haber dado mejor suerte: popularidad, travesuras sin límites y dos fieles compinches. Shaoran era ese tipo.
Una fiesta no planeada y, peor aún, la llegada repentina de sus padres esa noche, lo llevará a conocer a Sakura Kinomoto...
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SAKURA --------------------
Hz...Hz...
Allí estoy yo durmiendo plácidamente en mi suave y adictiva cama, tapada hasta la nariz con mis abrigadas sabanas y de repente...
~TRIII!!!!!!~
El despertador suena despertándome con mucha pereza, me quejo viendo la hora pero al instante se me olvida el sueño que tenía... era demasiado tarde.
Me levanto de la cama muy apurada buscando mi uniforme y zapatos.
Antes de salir me doy cuenta que tengo dos calcetines de diferente color una negra y la otra blanca. 'Genial'.
No me importó, era muy tarde para buscar mi otro calcetín, ignoré por completo a mi hermano cuando me llamo monstruo, en ese momento solo me importaba llegar a tiempo a clase.
Mire mi reloj de muñeca y vi que sólo faltaban 5 minutos para que empezara mi clase.
'Sólo un milagro puede salvarme', pensé sin dejar de correr.
-Oye niña, ¿qué haces aquí? -preguntó una voz detrás mío, esa voz era de Shaoran quien venía en una bicicleta.
-Voy a clase -le dije parando de correr.
-Ya es algo tarde.
-Lo sé.
-Si tú quieres, te llevo, así llegarás más rápido -dijo él con su mirada serena.
-¿Lo dices en serio? -no podía estar más contenta y aliviada.
-Ya, sólo sube antes de que cambie de opinión -me dijo desviando la mirada, yo hice caso y subí al asiento de atrás de la bicicleta.
-Gracias... -le dije, pero no me respondió nada, sino que se quedó observando hacia abajo.
-La próxima trata de traer calcetines del mismo color niña -dijo con sonrisa burlona, me sonroje un poco por eso.
-¡¡CIERRA TU BOCA OGRO!!
'Los milagros al parecer existen... y se llaman Li Shaoran' pensé mientras me sostenía de él, que empezaba a conducir su bicicleta de camino a la escuela.
SHAORAN ---------------------
Al llegar corrimos hasta nuestro salón muy rápido.
Por lo visto todos estaban en sus salones ya que ni las moscas estaban en el pasillo.
Sakura tocó la puerta de nuestro salón y entramos, toda la clase se sorprendió al vernos entrar juntos y más de una chica se puso celosa.
-Señorita Kinomoto, veo que ya es costumbre que llegue tarde -la reprendió la profesora, yo me reí un poquito nada más, por eso mi niñera me pegó con su codo en el brazo y por el golpe hasta me dejé de reír.
