3

2.7K 142 27
                                    

akane

se me había olvidado por completo que había roto el bol de la cena, y al pasar la mano por la barandilla la había dejado con chorretones del líquido escarlata que emanaba de mi mano.

subí corriendo al cuarto de baño y me cure la mano, haciendo muecas por el dolor que me provocaba el desinfectante, me había hecho cortadas profundas, así que me tendría que poner vendas.

ya había apretado las vendas e iba hacia la cocina para poder limpiar la barandilla de las escaleras, cuando para mi sorpresa ya había alguien haciendo.

que haces tu limpiando eso. - dije enfadada viendo como frotaba las manchas.

estoy limpiando esto para que terminaras cuanto antes y poder hablar contigo. - dijo dejando de limpiar y mirándome desde el principio de la escalera.

desde luego que no quería hablar con él, no estaba preparada. después de tanto tiempo, y ahora quiere arreglar las cosas?, pues conmigo no le va a resultar nada fácil.

tendrás que esperar a otro día, no estoy en condiciones de hablar contigo ahora mismo. - le miré con desprecio y me fui a mi habitación cerrando la puerta de un sonoro golpe.

me revolví los pelos y me senté para hacer mis deberes, debía de olvidar lo que había pasado hoy y poder concentrarme.

mis párpados empezaron a pesar, cuando unos golpes en la ventana me hicieron despertar de golpe.

corre las cortinas y allí estaba el, en cuclillas sobre el tejado, hizo gestos para que abriese la ventana.

tu no quedará hablar, pero yo sí. - dijo entrando en mi habitación poniéndose de pie encima de mis deberes.

¡¡¡¡PERO QUE HACES!!!! ESTAS PISANDO MIS DEBERES. - le grite cogiéndole del brazo y tirándolo contra la cama.

desde luego que no quería hablar con él, y aun menos verle, y ahora lo tenía que ver y encima en mi habitación en mi propia cama.

hasta que no hables conmigo ni tu ni yo nos moveremos de esta habitación. - dijo con socarronería.

pues no sé cómo piensas hacer eso. - dije dándome la vuelta para salir por la puerta.

antes de que me diera cuenta fue hasta la puerta poniéndose en medio y cerrándola con el pestillo.

sigo teniendo la ventana para salir. - dije sonriéndole con burla.

no serias capaz ni de llegar a la siguiente ventana para salir. - dijo muy serio

me reí de el en su cara y me dirigí a la ventana, subiéndome a ella y saliendo, me puse de espaldas y dirigí mi mirada al interior de la habitación. no estaba sonriendo, ni siquiera se estaba burlando.

de verdad que no quieres hablar conmigo ee.- dijo volviéndose y abriendo la puerta y marchándose, con los hombros bajos.

por fin se había dado por vencido, perro ladrador...

estaba agotada, y mañana tenía otro día agotador, así que apagué las luces y me metí directa a la cama.

otra vez volvía a repetirse el maldito sueño que desde hace dos años me tenía en vilo, el día en que Ranma y su padre se fueron, es por eso que lo odiaba y detestaba tanto, para mí no solo fue una despedida, a mí me había marcado, después de tanto tiempo viviendo juntos, que se fuera así... mis sueños me lo recordaban todos los días.

aquel día, que todo mi mundo se vino abajo.

volví a despertarme sudada y con la respiración entrecortada, no podía volver a la universidad de esas maneras, así que cogí mis cosas y me fui al baño dispuesta a ducharme antes de bajar a desayunar, pero el baño ya estaba ocupado por un hombre que antes se convertía en oso panda, así que no me quedo otro remedio que dejar mis cosas allí y bajar a desayunar.

estos dos años me los había tomado para mí, así que cuando me despertaba ya no me importaba si estaba despeinada o fea o como estuviera, así que dormía con una camiseta que destapaba parte de mi hombro y cubría lo suficiente para que no se me vieran las braguitas.

supuse que Ranma aun dormiría, así que baje sin miedo, bajando los escalones de dos en dos. al llegar al salón ya estaba el desayuno preparado, y Ranma estaba sentado desayunando viendo la tele.

Akane!!! volvemos a tener invitados, por favor, ponte algo que cubra más tu cuerpo, por favor! - dijo kasumi, mirando para otro lado.

oye, nabiki siempre ha ido así de fresca por casa y nadie le ha dicho nada nunca. - dije dirigiéndome a la cocina para recoger mi desayuno.

ranma se había vuelto para mirarme y al segundo siguiente se había vuelto a ver la tele, rojo como un tomate.

me volví a sentar en mi sitio con mi desayuno, y ya que nadie daba ningún tipo de conversación, empecé yo.

y papa, donde esta? - pregunte ya que no estaba ni desayunando ni fuera en el coche tomando el sol.

esta en el Dojo arreglando unas maderas, se han podrido y cualquiera se podría caer y hacerse daño. - dijo kasumi, recogiendo mis cosas del desayuno.

me levanté de la mesa, y fui a echar un vistazo al dojo.

hola papa, arreglando las maderas? - dije apoyándome en la puerta.

hola akane, si no fuera porque tu pelo a crecido, por esas pintas de vestir pensaría que eras nabiki.- dijo riéndose.

todos piensan que me he vuelto igual de fresca que nabiki?, yo solo quiero ir comida cuando estoy en casa.

me volví hacia casa por la parte trasera donde antes practicaba con los ladrillos mis artes marciales.

a lo que alguien me agarro por la muñeca e hizo que me girara, estampando mi espalda contra la pared.

han pasado dos años y se ve que te has vuelto más mujer, pero yo también me he vuelto más hombre, y no creo que ir así por casa pase desapercibido para uno...- dijo enseñándome los dientes en forma de sonrisa.

forcejee contra él, me tenía ambas manos agarradas con una sola mano, y encima de la cabeza, con la otra empezó a tocar mi cuello y mis hombros, hasta bajar hacia mi pecho, solo lo rozo por un lateral, pero solo con el roce ya hizo que me recorriera un escalofrío por todo el cuerpo, a lo que él se dio cuenta, aun sonrío con más ganas, y acerco su boca a mi cuello, forcejee más fuerte todavía, y el hizo su agarre más fuerte contra él, agarrando fuerte por la cintura, haciendo que mi camiseta subiera, dejando mis mulos y parte de mi ropa interior a la vista.

me revolví con toda la fuerza que me era posible, pero no había manera de soltarme de su agarre, él había puesto una pierna entre medio de las mías, haciendo que yo soltase un ruidito que jamás había sonado en mis labios, mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas, si antes odiaba a ranma, en esos momentos me estaba debilitando, y aun quería odiarlo más, hasta que finalmente paro, me salto las muñecas, haciendo que yo me desplomase en el suelo, tapándome como podía con mi camiseta.

ranma me miraba de pie, con una sonrisa en la mirada que no llegaba a su boca.

si no quieres hablar conmigo, esto es lo que pasara continuamente, y cada vez iré a más. - dijo agachándose y cogiéndome de la barbilla para obligarme a mirarlo

después se fue y me dejo allí, sentada en el suelo pasmada, este no era el Ranma que había desaparecido hace dos años de aquí, y ahora estaba en confusión con mis sentimientos. 

Ranma 1/2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora