22

1.1K 66 4
                                    

Akane

las chicas me habían invitado a pasar todo el día en el centro, de picos pardos y de compras.

tarde de chicas... o eso pensaba yo. (inocente de mi)

todos los días entrenaba con Ranma en el Dojo incluso fines de semana, pero ese día tuve que hablar con él para decirle que faltaría a nuestro entrenamiento.

-escucha Ranma, este sábado no podré entrenar contigo, me voy con las chicas al centro. - le dije mientras me abrochaba la camiseta del mono de entrenamiento.

-nunca has faltado a un entrenamiento. - dijo mirándome muy serio y poniéndose en posición para empezar con el entrenamiento de hoy.

-ya sé que ningún día he faltado, pero por un día no creo que vaya a perder mis cualidades, de mejor luchadora de este Dojo. - le dije con recochineo, y haciendo la burla.

paso la mañana como otra cualquiera, acabamos los dos por cada esquina tirados, cansados y amoratados.

-ufff ha sido duro, cada día pegas más duro! - me dijo Ranma tirado en la otra esquina, mientras se levantaba tambaleándose.- espero que después de tu día de paseo tiendero sigas en la misma forma. - se acercó poco a poco y me tendió la mano para ayudarme a que me levantara del suelo.

rodé los ojos y los puse en blanco, aceptando su mano para poder levantarme del suelo.

-venga Ranma, va a ser solo un día. - dije apoyando mi brazo sobre su hombro.

le volví a sacar la lengua y me dirigí hacia afuera para entrar a casa y pegarme una buena ducha, miré por el rabillo del ojo y vi que ranma no me seguía, sin embargo, se había quedado en la puerta del Dojo mirando hacia adelante. 

había llegado por fin el sábado, y después de vestirme y arreglarme, me mire al espejo y tenía que decir que no me veía nada mal, el buen ejercicio con ranma estaban dando sus frutos, y las hormonas también

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

había llegado por fin el sábado, y después de vestirme y arreglarme, me mire al espejo y tenía que decir que no me veía nada mal, el buen ejercicio con ranma estaban dando sus frutos, y las hormonas también...

cogí mis zapatos y bajé descalza hasta la puerta de casa, me los puse y cuando fui a abrir la puerta para salir, alguien más tiraba de ella para acabar abriéndola de golpe.

-uou, sí que te has preparado bien para salir. - me miro de arriba a abajo y me dedico una de sus sonrisas.

-tranquilo, no tardaremos mucho en volver. - le di un golpecito en la frente y le pasé rozando el brazo.

había pedido un taxi para llegar hasta el centro, pasamos toda la mañana de tienda en tienda, yo me había vuelto más fina en cuanto a ropa se refería, para comprarme algo me tenía que llamar mucho la atención, o enamorarme a primera vista.

mientras las demás chicas llevaban cuatro o cinco bolsas cada una, yo llevaba una y de las pequeñas. 

Ranma 1/2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora