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 Ranma

no podía seguir fingiendo, no podía seguir al lado de akane, por lo menos en este sitio, me había girado la cara, la había ayudado en todo lo que había podido, y ella ni siquiera me ha podido decir lo que le pasa por la cabeza?

mañana definitivamente volvería a casa.

a la mañana siguiente me levante de muy mal humor, kuno se despertó y se fue a lo que supongo que sería desayunar, yo ya sabía empegado la mitad de mis cosas en mi maleta, y en cuanto la tuve preparada salí de la habitación, no tenía intención de ir a despedirme de nadie porque sabía que ella también estaría allí.

agarre por última vez la puerta del bungalow y echándole un buen vistazo a esa magnifica vista cerré la puerta.

fui directo a la recepción y pedí inmediatamente que me llamaran a un taxi.

la chica de la recepción, intento coquetear conmigo, pero no le preste ni la mínima atención, y en cuanto me dijeron que mi taxi estaba en la puerta salí.

solo esperaba que los demás pudieran disfrutar sus vacaciones.

después de tanto viaje, estaba reventado, así que deje todas las cosas por la habitación y me fui directo a dormir, me quede mirando las estrellas desde mi ventana, era una noche tan oscura, que las estrellas eran las protagonistas.

la semana paso volando, e incluso la casa se me hizo grande para mí solo, así que en cuanto escuché los coches pararse en la calle, supe que ya habían llegado, salí a la calle tal y como iba, con una camiseta de tirantes, y mis pantalones cortos, ya que seguía haciendo un calor que te morías.

yo estaba recostado sobre la puerta, y la primera que vi entrar fue a akane, con una muleta? tampoco le di mucha importancia.

ella se quiso acercar hasta a mí, pero pasé de largo y fui a ayudar a los demás con las cosas pesadas.

me lo estaba pasando tan bien con las anécdotas que me estaban contando que se me había olvidado por completo los problemas que habíamos tenido hace unos días.

yendo por el pasillo hacia casa con las bolsas, vi que akane se iba por la parte trasera hacia el jardín.

todos los demás estaban por casa correteando guardando todas sus cosas, y liados como para hacerme caso.

fui directo al salón, y vi cómo akane intentaba sin resultados la puerta corredera del salón desde afuera, la corrí de golpe, y ella pego un respingo.

se me quedo mirando, y se subió al escalón para sentarse en el porche.

-podría hablar contigo un momento ranma?.- me dijo ahora mirándome a la cara.

dude durante un momento, sí merecía la pena que akane me diera algún tipo de explicación, de que me volviera a ganar el corazón y después me lo volviera a destrozar, como ya habíamos hecho el uno con el otro tantas veces.

-solo un momento. - le dije sentándome a su lado, pero sin contacto ninguno.

me estuvo contando durante un buen rato todo lo que le había pasado aquella noche con esos hombres, y cada vez que me mentaba a ese cabronazo me hervía la sangre, y a casa dato nuevo más furioso me ponía.

- así que por eso llevas ahora muletas? - le dije señalando su pie.

-sí, y esto no es nada comparado a como lo llevaba hace cuatro días. - dijo mientras se bajaba la venda. - llevaba dos muletas y prácticamente no podía andar, el día que te fuiste, y te fui a buscar... te vi subirte a ese taxi, pero me caí a mitad de camino y no te pude alcanzar. - me decía todo esto mientras me miraba a los ojos.

es verdad... había vuelto a caer, me había vuelto a ganar el corazón, y de verdad que lo sentía lo que le había pasado aquella noche, pero no podíamos seguir así, ni ella ni yo, estando bien y al momento siguiente estando mal.

-lo siento de verdad akane, por todo lo que ha pasado entre nosotros. - le dije apartando la mirada, iba a ser tan difícil para mí decir esto como para ella escucharlo. - pero nuestra relación de... prometidos tiene que llegar a su fin, los dos estamos sufriendo constantemente por culpa del otro, y algún día llegaremos a hacernos tanto daño que no habrá vuelta a atrás. - sabía que akane me estaba mirando, y que su respiración era muy entrecortada.

me arme de valor, y la mire a los ojos, los tenía llenos de lágrimas y rojos, después lo único que pudo hacer es bajar la cabeza, y sollozar.

quise consolarla, pero sabía que sería malo para los dos.

ella solo asintió con la cabeza, y se quedó allí sin decir nada.

Akane

había pasado... lo que tanto nos temíamos los dos, esto había llegado a su fin.

-tienes razón, esto algún dia podría acabar mucho peor de lo que estamos ahora, o de cómo hemos estado. - dije aun sollozando, y limpiándomelas las lágrimas.- no me volveré a meter en tu vida, seremos compañeros.

dije levantándome y quedándome en la zona de césped, le extendí la mano para que me la estrechara.

el bajo también hasta el césped y entonces me dio la mano, nos la estrechamos tan fuerte que mis nudillos se habían vuelto blancos.

- siento de verdad que esto tenga que terminar así...- me dijo antes de irse dentro de casa.

seguía queriendo a ranma, pero los dos chocábamos mucho, eso no lo podía negar nadie, y quizás algún día podamos volver a entendernos.

estaba tan frustrada, que me fui a mi habitación, y a base de estirones me quite todas las vendas que aún me quedaban, deje la muleta a un lado y me fui al Dojo a entrenar, en ese momento era la única manera de despejar mi mente, de no pensar en nada. 


el dolor me ayudaba a entrenar, y a volverme más fuerte, en un tiempo a aquí había vuelto a mejorar todas mis capacidades

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el dolor me ayudaba a entrenar, y a volverme más fuerte, en un tiempo a aquí había vuelto a mejorar todas mis capacidades.

ya habían pasado seis meses de que ranma y yo habíamos roto nuestro compromiso, y como tío genma y él no tenía otro sitio al que ir, se quedaron aquí con nosotros, se había vuelto tan normal el tenerlos aquí que eran dos más en la familia.

desde ese día, ranma no me había vuelto a molestar, ni yo a él.

pero he de decir que algunas veces seguía pendiente de él. 


Ranma 1/2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora