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Akane


Después de haber ganado a ranma en nuestra pelea había vuelto a recuperar el respeto que en casa me merecía... en realidad era lo que quería, a ranma no le había sentado nada bien haber perdido contra mí, ya que no había perdido ante nadie, experto aquella vez que perdió la fuerza gracias al vejestorio de la casa.

Había vuelto a entrenar como loco y lo mismo por mi parte, pero por lados diferentes.
Tampoco habíamos estado muy cómodos desde que la pasada tarde nuestros padres volvieron a sacar el tema de nuestro matrimonio.

Ahora ranma era libre... yo me podría hacer cargo perfectamente del dojo, lo que me hacía enloquecer de alegría, ya que era una de mis metas.

Pero por otra parte me entristecía pensar que algún día ranma se pudiera cansar de estar aguantando a esta familia loca de rematé.

-mierda... me estoy quedando sin ladrillos que moler. - los ladrillos que tenía reservados para mi sola estaban detrás del dojo de entrenamiento, donde ahora mismo ranma entrenaba.

Se le escuchaba a la legua que estaba practicando duramente.

-que mal lleva el haber perdido contra mi -. - - subí las pocas escaleras que había hasta la puerta, y a hurtadillas espié a ver cómo era su entrenamiento. y al final vi otra cosa con la que me quedé embobada.

Ranma había madurado, eso ya lo sabíamos todos. Pero todo su cuerpo también, se había quitado la camiseta de tirantes que siempre llevaba y dejaba ver un torso musculoso y un hombre fuerte.

Tan embobada me quedé que no me di cuenta de que me pilló infraganti mirándole por un trocito de la puerta. A lo que me miro con malicia e hizo intención de venir hacia a mí.

Me avergoncé tanto que me fui para atrás y acabé dando con mi culo en el suelo, y antes de que abriera la puerta corredera me fui correteando a cuatro patas como alma que lleva el diablo.

Me escondí sentada detrás del dojo sonrojada como un tomate y con las manos en el pecho.
Me iba el corazón a mil por hora. nunca pensé que podría pasar esto entre un hombre, y menos aún que ese hombre fuera ranma.

Cuando pude recuperarme de este shock cachondo, me fui directa a los ladrillos y cogí varios como para seguir entrenando. Di la vuelta por detrás y volví a mi posición en el jardín trasero. A lo que tiré los ladrillos al suelo me limpié con el antebrazo el sudor.

-cómo te gusta espiar a la gente que entrena no? - me di un susto de muerte a lo que casi vuelvo a tropezar con los ladrillos. Ranma se acercó corriendo hasta mí y me sujeto por los dos brazos, intentando inútilmente que cayera de espaldas. Me revolví cual culebra y el me soltó de golpe con cara de susto haciendo que volviera a dar con mi culo en los ladrillos y mi espalda contra el suelo.

-pero qué demonios haces? - me dijo mientras se ponía las manos a cada lado y me miraba serio. - siempre tan antipática... me estoy empezando a cansar de una chica tan ruda. -

- pues si tan candado estás lárgate!! Nadie te está pidiendo que te quedes!!. - me levanté y le di la cara, poniéndome encima de los ladrillos para poder mirarle a los ojos, también tenía que decir que había crecido y me había dejado a la altura del betún.

- si me quedo es para poder entrenar y derrotarte, quiero la revancha!!!. - me dijo poniéndome un dedo sobre la frente y empujándome para que perdiera el equilibrio. 

Ranma 1/2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora