Narra Alba.
Un olor a tostadas y café logró que empezara a despertar lentamente.
Abrí los ojos recordando poco a poco lo que había pasado la noche anterior, y al hacerlo, no pude contener una sonrisa. Me incorporé algo desorientada, ya que no sabía donde estaba exactamente. Lo último que recuerdo es haberme dormido con las caricias de Nat.
Miré a mi alrededor y todo parecía indicar que estaba en su habitación, ahora la pregunta es ¿Cómo llegué aquí? Decidí levantarme y agradecí que el piso fuera muy compacto, ya que solo me bastaron segundo para encontrarme a Nat con el pelo tomado preparando el desayuno.
—¿Ya nos casamos y no me enteré?— pregunté bromista mientras me acercaba a ella y le daba un abrazo que correspondió con una risa —Buenos días Nat—.
—Buenos días guapa— soltó plantando un beso en mi frente —Pues ya ves, parecemos matrimonio y todo— respondió riendo.
Empezamos a desayunar, y recordé que aún nos sabía como había llegado a su habitación.
—¿Nat?— pregunté llamando su atención —¿Cómo me teletransporté hasta una cama?—.
—Pues te vi tan cómoda, que esperé a que te durmieras más para cargarte hasta allá, tienes el sueño muy pesado— dijo burlándose.
—Jo, ya ves— haciendo un puchero bufé para mi misma —¿Y Sabela?— pregunté percatándome de que su compañera de piso no estaba por el lugar.
—Se quedó a dormir en casa de su novio, y como es sábado seguramente se quedará con él hasta tarde— explicó mientras comía su tostada, yo solo asentí en respuesta —¿Tienes algo que hacer hoy, cari?— preguntó haciéndome sonreír ante el apodo.
—Hoy tengo que salir con la Mari y luego iré a terminar un trabajo de la uni— respondí cansada de solo pensarlo con un puchero.
—Aww, que mona— dijo a la vez que se ponía de pie y se acercaba a abrazarme por la espalda para luego dejar un beso en lo alto de mi cabeza, haciéndome sonreír por décima vez en la mañana.
Pasamos el resto de el desayuno riendo y comentando una que otra anécdota.
Era increible la sensación de comodidad que Natalia me transmitía, podía hablar de todo con ella sin tener miedo de mostrarme al cien. Al final me prestó el segundo suéter desde que la conozco, y me fue a dejar a casa.Hoy con la Mari saldríamos a buscar trabajo para mi, ya que a pesar de que estuve buscando por mis medios, no había sido posible, por lo que no me quedó otra que tener que acudir a la rubia. Esta se alegró de poder ser de ayuda, y según me comentó, tenía una sorpresa ya preparada para mi. Algo me dice que esto no acabará bien.
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• 𝓒𝓸𝓲𝓷𝓬𝓲𝓭𝓲𝓻 •
Fanfiction"Siempre será un placer poder coincidir contigo en esta vida y en las que vengan"