XXXIV (Final)

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Narra Natalia

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Narra Natalia.

Corrí, corrí tanto que sentí que en algún momento mis piernas decaerían y perderían fuerza, pero como si de algo sobrenatural se tratara, seguí corriendo. Las pocas personas que andaban por la calle, se quejaban de mi abrupto ritmo, debido a que mientras las trataba de esquivar pasaba a chocar a mas de una, poco me importó.

La lluvia dificultaba mi visión, y por un instante pensé en pararme a sacar el pequeño paraguas que llevaba en la mochila que colgaba en mi espalda, (obra de Sabela, cabe destacar), pero sería raro si siguiera corriendo con el paraguas sobre mi ¿Qué coño soy? ¿Mary Poppins?, dejé de lado mi absurda idea, y simplemente seguí corriendo a todo lo que daba.

Necesitaba llegar a la galería lo mas rápido posible, ni siquiera sabía que iba a decir o hacer al llegar allí, solo sabía que quería estar con Alba en aquel momento, y para siempre. No me interesaba lo que dijera mi conciensa, lucharía por ella le pese a quien le pese...

Dos cuadras me bastaron, para que, por inercia y porque el destino estaba de mi parte aquella tarde, girara mi rostro justo en aquel punto que nos hizo "Coincidir" hace casi un año. Mi vista a pesar de estar borrosa, y a pesar de ir corriendo, logró divisar a alguien.

Alba. Me detuve en seco, tanto que sentí crujir mi tobillo derecho, y casi perdí el control al frenar de golpe. ¿Qué hace ahí? Debería estar en la galería... con todos. No ahí... joder. ¿Estaba bien?

Sin dudarlo ni un solo segundo mas, saqué el paraguas de la mochila, y corrí a la calle de enfrente donde se encontraba ella en la misma posición que la encontré aquella vez.

Se me apretó y rompió un poco mas el corazón al verla soltar un par de sollozos, se veía tan pequeña, tan frágil con el rostro escondido entre sus brazos, que solo atiné a cubrirla con el paraguas una vez llegué hasta donde estaba ella.
Mi respiración era irregular, y mis nervios estaban a flor de piel, pero esta vez no me echaría atrás.

Narra Alba

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Narra Alba.

La lluvia seguía empapándome completamente, y yo seguía haciendo caso omiso a esto, ahora lo único aue me molestaba era el peso y vacío que sentía dentro.

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