Especial de Navidad

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-Y... ¡Listo! Ya acabé con este lado ¿Cómo vas N- se giró en busca de la más alta, y la reacción de la rubia al ver como Natalia luchaba por desenredar las luces que posteriormente le pondrían al árbol, fue digna de ser retratada -¿Necesitas ayuda, churri?- preguntó mientras se tapaba la boca con la manga de su suéter, tratando de reprimir una carcajada.

La imagen de su novia sentada de manera india a poco mas de medio metro de ella, con las luces casi envolviéndola completamente, no estaba ayudando en su intento fallido de no reírse de ella.

-No, no, voy bien- Natalia se negó a la ayuda y trataba por décima vez de encontrar como pasar el enchufe de las luces entre tanto cable -Voy de puta madre, solo paso esto por aquí, y esto por acá...- al decirlo, trataba de convencerse mas a si misma que a la rubia, ya que esta solo se tomaba el puente de la nariz con diversión en señal de cansancio mientras se agachaba para quedar a la altura de la pelinega y extendiendo la mano para que este le entregara las luces.

-Mira, sólo debes hacer esto.- la rubia no demoró mas de dos minutos para que al fin desatara todo el lío que había formado Natalia, causando indignación en la mas alta, que la miraba aún sin cambiarse de posición.

-Pff, ya casi lo tenía.- bufó esta con falsa molestia mientras se cruzaba de brazos y volvía a resoplar.

-Serás tonta.- Alba se acercó a ella mientras plantaba múltiples besos en su mejilla derecha, para luego ponerse de pie y posteriormente ayudar a la pelinegra a hacerlo.

Ambas se dedicaron a colgar y terminar de decorar el inmenso árbol que habían comprado por insistencia de Natalia.
Alba se había decantado por uno mas pequeño, mientras que Natalia estuvo en debate media hora con la rubia para poder llevarse el más alto que había.

Alba se negó, y decidieron hablarlo con más calma en casa, pero al parecer la calma se les pasó volando. Había llegado la Navidad, y ellas habían adornado todo su hogar, exceptuando el árbol, que hasta hace unas horas, no se encontraba en aquel rincón.

-¿Puedo poner la estrella Nat?.- preguntó Alba con la estrella entre las manos y dando saltitos, se giró a ver a Natalia en busca de aprobación, y esta solo la miraba con una sonrisa tierna, cinco añitos tenía.

-Adelante, toda tuya.- respondió mientras elevaba ambas manos y le hacía un gesto con la cabeza.

Ya habían terminado de adornar todo, ahora solo les faltaba coronar su obra de arte con la estrella. Natalia al ver la ilusión que le hacía a Alba, no pudo negarse, así que simplemente le cedió los honores.

-Jo Nat, no vale, yo no llego hasta allí.- la rubia señaló con un puchero la punta del árbol, Natalia solo soltó una carcajada para luego acercarse a ella por la espalda, y cargarla con cuidado y sin hacer mucha fuerza.

Pusieron un par de regalos que ambas tenías pronosticados, y se apresuraron en apagar la luz y prender las luces del árbol. Habían terminado.

 Habían terminado

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