XXV

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Narra Natalia

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Narra Natalia.

La semana se me pasó volando, todas aquellas experiencias vividas, quedarían impresas en mi memoria por siempre, sin duda fue de los mejores viajes que pude tener, y gran parte de eso se lo debía a Alba.

Barcelona, aunque lo quiera negar, había sido mi vía de escape. Durante esa semana me sentí libre de poder descansar mi mente, no totalmente, pero si que pude lograr encontrar algo de paz en todas mis movidas mentales. Misma paz que ahora mientras me encontraba en la oficina de "Rosterix Music", estaba extrañando.

Mientras mi madre hablaba animadamente con Dan Price de futuros posibles proyectos, mi padre solo guardaba silencio a un lado de brazos cruzados mientras se dedicaba a asentir de vez en cuando, y de regalarme miradas furtivas tratando de descifrar que pasaba por mi mente.

El lunes estaremos aquí sin falta señor Price, muchas gracias por la oportunidad mi madre se levantó a la vez que se acercaba a despedirse de Price, que como siempre, lucía impecable con su traje.

Mi padre por su parte, estrecho firmemente su mano, mientras se despedía con un asentimiento de cabeza y una pequeña sonrisa.

Tras ver mi demora gestionando todo el tema de poder empezar una carrera musical, Price se había tomado la molestia de contactar directamente con mis padres, esto al principio no me había causado una pizca de gracia, pero decidí morderme la lengua y opté por callar.

Ahora tendría que lidiar no solo con mis dudas, sino también con mi madre taladrándome la cabeza con preguntas e insistencias, y con los consejos de mi padre.

No me apetecía nada pasar un minuto mas con ellos, no me malinterpreten, los extrañaba bastante, pero ahora lo que menos necesitaba era presión, y eso era lo único que ambos podrían aportarme.

Nosé porque has demorado tanto en aceptar. Esto es lo que siempre has buscado hija, no hay que pensarselo mucho la verdad repetía mi madre por quinta vez mientras yo seguía ignorando sus comentarios, centrándome unicamente en las calles de Madrid.

Dejala respirar un poco cariño. Debe estar cansada agradecí con una mirada a mi padre, que me dio un guiño cómplice a través del retrovisor del auto.

Mi madre solo bufó en respuesta mientras se cruzaba de brazos. Agradecí internamente al fin algo de silencio. Mi móvil vibró con aquel sonido especial, dándome a conocer que un mensaje de Alba me había llegado.

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