Mi Lugar eres TÚ (Albalia)

Capítulo 1

Alba:

Alba amaba el arte, amaba la forma en la se podían expresar conceptos que eran imposibles de explicar con palabras o de cualquier otra forma. Admiraba las horas de trabajo y esfuerzo que se escondían detrás de aquellas obras colgadas en los Museos, o aquellas que se encontraban en la calle a la vista de todos. Pero, sobre todo, Alba amaba el arte porque era capaz de convertir cualquier cosa en lo más maravilloso del mundo. 

Llevaba desde pequeñita pintando, así que sus padres no se sorprendieron cuando anunció que quería estudiar Bellas Artes en Madrid. Y, para sorpresa de Alba, estos la apoyaron en su decisión. Y no había nada que la hiciera más feliz que el hecho de que tuviera personas a su lado que la animaran tan incondicionalmente. 

Sin embargo, su ida a Madrid no había sido todo un camino de rosas, pues había afectado bastante a su relación con Javier, su novio. Aunque él la quería con locura y ella era consciente de ello, sabía perfectamente que no era muy partidario de que se marchara de Elche ya que la distancia no solía funcionar bien en las parejas y menos en aquellos puntos de su vida. Aún así, intentaban hablar todos los días, hacer videollamada. Aunque, eran cada vez más las excusas que ambos se ponían para no hacerlo, o bien por falta de tiempo, o bien porque no era un buen momento. Por eso, pese a que le doliera admitirlo, sabía que su relación se estaba enfriando.

En cuanto a su estancia en Madrid, podía decir que, por ahora, la vida le estaba sonriendo. Había encontrado un buen piso y una compañeras estupenda, María. Estaba yendo a la Universidad de Bellas Artes y, con cada día que pasaba, se alegraba más de haber tomado aquella decisión, porque lo había hecho pensando en ella misma y en nada más. Siempre había sido una persona que se desvivía por los demás, pero, por una vez en su vida, había buscado aquello que le hacía realmente feliz a ella. Aunque últimamente, parecía que no se encontraba del todo.

-¡Albaaaa!_le chillona de voz de María la sacó de su ensimismamiento. Miró brevemente el lienzo en blanco que se cernía ante ella para darse la vuelta.

Allí estaba su amiga, apoyada en el marco de la puerta de su habitación con una sonrisa de oreja a oreja. 

- Ya tengo plan para hoy basado en dos palabras: fiesta y alcohol.

Alba suspiró negando con la cabeza mientras una pequeña sonrisa se formaba en su rostro. Su amiga nunca cambiaría, aún así la quería con toda su alma. 

-Antes de que digas nada, no me vale un no por respuesta. Llevas muchos días amargada aquí metida para hacer..._paró para observar con una ceja enarcada el lienzo en blanco_nada. Salir te ayudará a despejarte y, quién sabe, quizás te de inspiración. 

La rubia del pelo corto sabía que no tenía nada qué hacer ante las insistencias de su amiga, además, se lo debía después de todo lo que había hecho por ella al llegar a Madrid. Ella le presentó Joan al fín y al cabo, quién se había convertido en prácticamente un hermano para ella.

-Está bien_dijo observando con diversión como María hacía un baile de victoria_ pero espero que no te pases con el alcohol, no quiero estar limpiando vómitos toda la noche. 

- Eso aplícatelo tú cariño que cuando te emborrachas bien no hay quién te supere_acto seguido le pasó un brazo por lo hombros_Ay amiga, qué bien nos la vamos a montar. Verás cuando Joan se entere de que por fín te has dignado a salir de tu cueva.

Ambas rieron con ganas. 

Sí, quizás necesitaba salir más de lo que creía.

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Cuando terminó de perfilarse sus grandes ojos, se miró ante el espejo, llevaba un vestido negro ceñido que le llegaba un poco por encima de las rodillas y con un buen escote por la parte de la espalda, su pelo rubio blanquecino suelto y desenfadado , y unos tacones que realzaban su figura. La verdad es que se había arreglado para la ocasión, ya que salía después de tanto tiempo, quería causar impresión.