•• Capítulo 20 ••

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Sentí suaves caricias sobre mi rostro. Gruñi, ya que el cansancio me había vencido, dejándome dormida cuando creí que solo descansaría los ojos.

Abrí mis ojos y me encontré con Ivar con su torso desnudo acostado a mi lado, sosteniéndose con uno de sus brazos, mientras aún acariciaba mi rostro con su mano libre.
Admirar las facciones maduras de su rostro me provocaba casi una adicción. Observé cómo en la ventana aún no entraba luz, y ahí me di cuenta que aún no había amanecido.

- ¿Ya va a amanecer? - pregunté mientras me estiraba.

- No creo. Solo te dejé dormir un rato para que recuperes fuerzas. Recién debe ser un poco más que la medianoche.

- Ivar...- lo intenté regañar molesta. Me di vuelta dándole la espalda, lo que creo que fue mala idea porque rápidamente el frente de su cuerpo se pegó a toda mi parte trasera - ... aún tengo sueño.

- ¿Cómo no tenerlo con todo lo que haz bebido hoy? Llegaste casi a los tropiezos aquí. - su tono enojado al hablar logró sacarme una sonrisa que, claramente, él no vió. - Creo que tu amiga no habría podido engañarte tan fácil si no hubieses estado ebria.

- A ti eso te sirvió, ¿de qué te quejas?

- No me quejo - contestó con ese tono inocente que solía usar - Pero no puedes beber hasta hartarte. Eso déjaselo a los demás. Tú eres una reina...mi reina.

Comenzó a dar suaves besos por mi espalda, con claras intenciones de seguir con lo que habíamos arrancado ésta noche.

¡Por los dioses! ¿Cómo tenía tanta energía como para seguir?

Me corrí de mi lugar, alejándome de su boca - Tú ya tienes una reina. Se llama Eivor y está casada contigo, ¿Lo olvidas?

- ¿Quien está durmiendo a mi lado en estos momentos, mhm? Te dije que ella no me importa, Lena...

- Pues a mi sí - le contesté cortante sentándome sobre la cama y tapando mi desnudez con las sábanas - No tienes ni idea de lo que sentí cuando Olson tuvo que decirme que te habías casado. El pobre no sabía cómo iba a reaccionar.

- ¿Y qué hiciste? - me pregunta mirándome atento.

- Bebí. Bebí hasta hartarme.

- Lena...- antes de su sermón, seguí hablando.

- Y luego me cogí a Heahmund.

Su rostro relajado se fue a la mierda.
Sus facciones se endurecieron, y su boca formó una línea recta con sus labios, claro síntoma de que le había molestado, y mucho, lo que acababa de decir.

- ¿Ese día?

- Si. Ya te lo he dicho, comencé a acostarme con Heahmund cuando me enteré que te habías casado, y ni se te ocurra hacer reclamos de nada, tú también habrás tenido una noche de sexo con la idiota de tu esposa.

- Los dos sabemos que eso no es verdad.

- Pues no lo sé. Tú mismo me haz dicho que estuviste con Eivor alguna que otra vez. Quizás el día que se casaron, tú pudiste complacerla...- aunque mi discurso iba para rato, su interrupción logró callarme por completo.

- Las pocas veces que pude complacerla fue porque imaginaba que ella eras tú.

Sus ojos clavados en mi logran intimidarme como nunca nadie lo había echo. Ésto sólo podía lograrlo sus ojos. Él y sus preciosos y únicos ojos.

- Si, claro Ivar. - le comenté mientras reía cínica, simulando que no le creía. - Tengo hambre.

Ivar sonrió negando con su cabeza mientras se sentaba mejor mi lado - Si, yo también. Sobre la mesa hay un bolso con frutas y agua. Claramente no iba a traerte más vino.

- ¿Porque trajiste comida? - le pregunté con media sonrisa que intenté en vano evitar.

- Tienes hambre todo el tiempo, Lena. Además, quería que tengas energía para ésta noche.

Me levanté envolviendome con una de las pieles, y caminé descalza hacia la mesa donde, efectivamente, se encontraba un bolso repleto de frutas y agua fresca. Bebí un largo sorbo y volví a la cama para que él también se alimente.

Volví con un trozo de manzana en mi boca, y le arrojé el bolso casi en la cara con fuerza. Sé que él se daba cuenta que aún estaba enojada, por lo que volvió a sonreírme.

- No sé por qué tanto drama. Ya te he dicho que Eivor no me interesa. Me divorciare de ella, Valkiria.

- Ajá - contesté mientras me llevaba otro trozo de manzana a la boca, y me sentaba en la cama, justo a su lado.

- Y lo de tú y el cristiano se terminó. - otra vez sus palabras volvían a salir con enojo de él.

- Se terminará cuando yo lo diga, no cuando tú lo desees.

Ivar deja escapar una sonrisa - Sabes que lo mataré en cuando lo vea cerca de tí, Lena.

- Entonces yo mataré a Eivor cuando ella esté cerca de tí.

- Hazlo - me contestó subiendo y bajando sus hombros.

- ¿De verdad que no te importa nada su vida? - le pregunté dejando caer mis manos sobre mis piernas, algo indignada por su indiferencia.

- Lena, la única persona que de verdad me importó en mi vida fue mi madre, y estoy a nada de vengar su muerte. Luego...luego te conocí a tí. Y juro eres a la única que me interesa mantener con vida. ¿El resto? - negó con su cabeza mientras hacía un gesto con su boca - ...no me importa. Nadie más me importa.

No podía contestar. No sólo por el hecho de que a mí sí me importaba las personas, sino que no sabía que decirle respecto a Eivor.

¿Si quiero matarla? ¡Claro que sí!

Pero no quiero que todo sea tan fácil para él. Si yo matara a Eivor, dejaría a Ivar sin responsabilidad, pero no tiene que ser así. Él se casó, él debe arreglar ese problema.

- Necesito que me digas verdad - me dice de repente, terminando con el incómodo momento que atravezabamos.

- ¿De qué hablas?

- Se que me haz dicho que no haz estado con Ubbe... - ¡Dioses! Estoy dándome cuenta por donde viene ésta conversación, y no me está gustando nada. Me mantengo mirando a la nada misma, evitando hacer contacto visual con él, que aunque se mantenía sentado al lado mío, su mirada se encontraba fija en mi rostro - Pero él, no sé... ¿Nunca se besaron? Conozco a Ubbe, y sé cómo te ha mirado desde que te conocimos. Es hombre, Lena. No te creeré si me dices que nunca ha tratado de conquistarte.

Tragué en grueso en cuanto terminó de hablar. Era mi maldito turno de contestar, y no tenía ni idea de que decir.
Si le decía la verdad, probablemente se enojaría tanto con Ubbe que podría matarlo en cuanto lo viera. Ivar piensa que su madre no le importó demasiado, y se siente ofendido por su traición. Si a eso le sumaba que había intentado conquistarme, sería en vano rogar por su vida.

Podría mentirle. Podría decirle que nunca ha pasado nada, que él jamás intentó conquistarme, o que yo jamás me dejé llevar por la pasión. Pero sería inútil.
Ivar no solo me conoce, sino que es tan inteligente, que sé que se daría cuenta que le estoy mintiendo.

- Puede ser muy bueno, Lena, pero no deja de ser un hombre, y tú no dejas de ser una mujer hermosa. Si me dices que nunca intentó siquiera besarte ... - negó con su cabeza bajando la vista, pero rápidamente la subió y clavó sus ojos en mi lado derecho del rostro - ... No sería propio del hombre el cual conozco desde que nací.

Relame sus labios, e insiste una vez más - ¿Alguna vez haz besado a Ubbe? - pregunta con cierto tono de fastidio. Creo que esperaba una respuesta más rápida de mi parte, y, sin embargo, yo seguía en silencio.

Antes que se fastidie de más, antes que pueda llegar a hacer una rabieta y romper todo a su alcance por su desesperación por mi silencio, decidí tomar valor y contestar de una vez.

- Si.

En Vida Como En El Valhalla • (SEGUNDA TEMPORADA) [Ivar The Boneless] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora