•• Capítulo 31 ••

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Sentía una presión cada vez más fuerte sobre mi vientre, sabía en mi interior que el dolor no terminaría acá. Traté de correr y huir junto a mis guerreros, pero algo me detuvo.

Alguien me detuvo.

— ¡Lena! — la voz quebrada de Heahmund se hizo presente en mi.

Giré y lo busqué intensamente con mi mirada, pero me costaba hallarlo entre los cadáveres, la repentina lluvia y el humo que aún permanecían en el campo de batalla.

— ¡Lenaaaa! — otra vez.

Caminé unos pasos más, y finalmente lo ví.
Quien supo ser mi amante, pero más que nada, entendió como ser mi amigo y consejero, se encontraba de rodillas con dos flechas incrustadas en su pecho y ya poco brillo en sus ojos. Corrí como pude hacia él, y tome su rostro entre mis manos. Mis ojos seguían llorando por Olson, pero ahora, al verlo a él así, volvían a llenarse de lágrimas una vez más.

— No sabía que harían esto...— me murmuró como pudo — No tuve opción.

— Te creo — le contesté con un hilo de voz. Realmente le creía, sabía que estaba siendome sincero como todo este tiempo al lado mío.

Una de mis manos tuvo que abandonar su rostro para sostener su cuerpo que ya comenzaba a caer. No había vuelta atrás, no había sanación posible para él — Sé que no nos volveremos a ver — otra vez mis lágrimas inundaban mi rostro — mi Dios deparará donde pasaré mi vida eterna, y tú...

Parecía costarle hablar, por lo que con sumo dolor, decidí terminar su frase — Y yo permanecere en el Valhalla junto a mis dioses, mi buen amigo.

— Pero aún no — sentenció elevando apenas las comisuras de sus labios. Sé que intentaba sonreír — Por eso te pido un último beso, Lena... Para poder partir de aquí, con tu sabor en mis...— su cuerpo ya no aguantaba más, y no dude ni un segundo en cumplir con su último deseo. Besé sus labios mientras lo recostaba sobre el suelo. Heahmund me sonrió apenas con las pocas fuerzas que tenía, y ya llené su rostro con las lágrimas que caían de mis ojos — ...labios.

Y esa fue su última palabra. Lo sabía.

Elevé mi rostro y noté como varios guerreros sajones se aproximaban, por lo que no tuve otra opción más que partir. Acaricié el rostro de Heahmund, y con dolor huí con prisa del lugar. Unos tres guerreros aún estaban esperándome, por lo que me les uni y todos corrimos con prisa hacia nuestros barcos.

Al llegar, la lluvia ya se había convertido en una fuerte tormenta. Mi rostro estaba manchado con barro y sangre, pero las lágrimas se habían encargado de limpiarlo. Divisé a Ingrid con la mirada y la encontré sentada, llorando, mirando fijamente el cuerpo sin vida de quién había sido como nuestro padre. Me dolía el corazón saber que Olson ya no estaría ni para ella, ni para mí, ni para nadie. Pero más me dolía aún saber que nunca conoció al pequeño que crecía en mi.

Apoyé mi cabeza contra un árbol con intenciones de llorar y descargar todo el dolor que sentía mi cuerpo, pero una mano sobre mi hombro me sorprendió. Me giré y ví al hombre de mi vida con un rostro acongojado, seguramente ya enterado de la muerte de Olson.

— Él está en un mejor lugar ahora, mi amor — me murmuró mientras comenzaba a acariciar mi cabello húmedo por la lluvia — Odín lo recibió con honores, estoy seguro.

Siquiera pude contestar.
Solo me dejé caer sobre sus brazos, los cuales no tardaron en rodear mi cuerpo, y comencé a llorar todo la tristeza e impotencia que sentía mi corazón.

— Partiremos mañana a primera hora — su tono era tranquilo. Seguramente al haber matado a Lagertha, una parte llena de odio de Ivar había desaparecido — Ahora solo quiero que descanses y te cures esa herida de tu brazo.

En Vida Como En El Valhalla • (SEGUNDA TEMPORADA) [Ivar The Boneless] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora