Veinticinco

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- No creo poder hacerlo — Singto respiraba profundamente mientras observaba a su compañero extendiendo sus brazos — estoy muy nervioso.

- Tranquilo — sonrió Krist — lo único que tienes que hacer es dejarte llevar y no pensar tanto.

- Que difícil joder... — la frustración se le notaba mucho — es que yo de verdad quiero, pero mientras me acerco a ti, siento que algo me lo impide.

La sonrisa de Krist no se desvanecía, ya que tenía que tener aquella seguridad que le faltaba a su compañero.

Krist pensaba que el problema de Singto se solucionaría fácilmente, pero ahora se lo estaba replanteando.

Los muchachos se conocen hace una semana y desde ese día se volvieron rápidamente cercanos, tanto así que Singto le contó de aquel problema que lo aquejaba desde pequeño, un problema que lo persigue hasta ahora e interfiere demasiado en sus relaciones afectiva.

"No puedo abrazar"

Cuando aquellas palabras salieron de la boca del mayor, Krist se sorprendió y se sintió algo identificado con él, así que decidió ayudarlo con su problema y justo ahora, le estaba pidiendo que le de un abrazo.

- Tú puedes Sing — le animó, pero él no estaba muy seguro.

- Ya sé...— en aquel momento se le ocurrió una idea al menor — yo avanzaré un 90% y luego tú avanzas el 10 bueno... — Singto parecía un poco más seguro así que asintió.

Krist se acercó lentamente hasta el chico y se puso delante de él, algo cerca y lo observó desde abajo, ya que Singto era unos centímetros más alto que él.

Era el turno de Singto para dar ese 10% que faltaba, pero sentía que sus piernas no se querían mover.

- Singto, mirame a los ojos y dejate llevar — habló el menor y algo temeroso obedeció el nombrado.

Singto observó los ojos color negro como la noche de Krist y por primera vez en su vida, sintió que se perdía en el infinito. Como si los ojos de Krist fueran ese universo que le faltaba en su vida.

Sin pensarlo más, Singto dio ese 10% que faltaba y abrazó a Krist delicadamente y posó su cabeza en el hombro del menor.

Krist sonrió cuando sintió como su cintura era rodeada por los brazos de su acompañante y por reflejo, él enredó sus brazos en el cuello del mayor.

Ambos estuvieron así un largo tiempo, hasta que Krist habló para decir algo que era muy pronto, pero que el corazón de ambos necesitaban.

- Yo aún no permito que me den mi primer beso.

Aquellas palabras sorprendieron al mayor quien se levantó para observar nuevamente a Krist a los ojos.

- Eso también lo podemos arreglar — y diciendo aquello, Krist recibió su primer beso, aquel que lo estaba reservando para aquella persona especial.

En ese momento ambos sintieron que podían permanecer así por toda la eternidad.

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Actualizando como si me fueran a leer luego de una semana de no saber ni donde estoy xd.

Volví para escribir algo en la noche a pesar de tener mucho sueño :3

Bueno, sin nada más que decir...

Un beso...

Un saludo...

Y...

Chau chau.

Pd: faltan 5 para el final.

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