Veinte

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Me levanté muy temprano.

Eran las seis de la mañana cuando vi que el sol había salido para este día.

Hoy era un día muy ajetreado para mi y para todos mis amigos, ya que eventos de esta magnitud, no se dan todos los días del año.

- Krist tienes que alistarte - escuché a mi madre desde el piso de abajo apurandome - no creo que quieras llegar tarde.

- Ya voy - con algo de pereza, pero muy animado, salí de la cama y me fui a dar un baño.

El buen despertar de una ducha fría en mi habitación, era lo más relajante que puedo tener. Me pregunto si ¿las personas que salen del hogar de sus padres, no extrañan esta sensación de saber que la persona más improtante de tu vida, te está esperando con un buen desayuno y una cena en familia?

Puede que algunos no la sientan, ya que consiguen la independencia que tanto han deseado, pero para otros, es como ir a un mundo nuevo donde no sabes que encontrarás o que tipo de montaña rusa tomarás.

Para mi eso significa dejar la casa que me vio crecer. Todas las historias de mi vida, están encerradas en los dos pisos de mi hogar, del hogar de mi familia.

- ¡Hijo, son las 7:30! - nuevamente mi madre me sacó de mis pensamientos.

- ¡Lo siento...! - salí de la ducha y me dispuse a lavarme los dientes y la cara - vasha - dije con la pasta aún en la boca - esto no se quitará en un buen tiempo.

Vi que había un moretón en mi hombro. Usualmente no suelo hacerme daño y tampoco es que sea despistado, pero a mi no me salen ese tipo de marcas precisamente ahí.

- Suerte que el traje lo tapará, porque sino se- los sonidos de la puerta detuvieron mi oración.

- ¿Puedo pasar? - parece que mi madre se preocupó por mi tardanza.

- Si mah, por supuesto - dije mientras me ponía rápidamente mi bata - mamá, sé que me demoré mucho pero- volvió a interrumpirme.

- No te preocupes - sonrió mientras me veía arreglando algunas cosas - solo te quería decir que es muy bonito - dijo mirando el traje que usaré hoy - vaya que el diseñador hizo una linda creación para mi hijo - tomó la manga de la prenda de arriba del smoking - hoy te veras muy guapo.

- ¿Sólo hoy? - me hice el ofendido para luego reír contagiando a mi madre.

- Siempre lo eres mi niño, pero hoy - suspiró - hoy es especial - sonreí ante sus palabras - pero si no quieres llegar tarde, tienes que apurarte, así que apresurate Krist - salió rápidamente de mi habitación para dejar que me aliste.

Empecé a vestirme viendo los detalles del smoking que confeccionaron a mi medida. Era de color negro y la parte del saco tenía una especie de cola. Me coloqué la camisa que era de color blanco con botones negros. Me puse las medias color azul marino y los zapatos que eran del mismo color que el traje. También me puse la corbata michi que me había prestado mi hermano.

"No entiendo porque tiene tantos"

Luego tomé un pin de sombrero que tenía cuando era pequeño. Era esencial llevar estas cosas o almenos es lo que me habían dicho mis amigos.

- Krist, no te quiero apurar, pero ya son las 8:15 - esta vez la que habló fue mi hermana que estaba detrás de la puerta.

- Ya voy pequeñita - dije riendo porque sabía lo que le molestaba que le dijera así.

- ¡Krist! - reí nuevamente escuchando sus pisotones.

Volteé para agarrar mi celular sólo para ver la hora y de pronto, me vi reflejado en el espejo.

Imaginario ↪Peraya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora