Veintiséis

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- Sus ojos eran color negro al igual que su cabello ondulado.

- Tenía una sorisa muy bonita y eso fue lo que hizo que me enamorara aún más de ella.

- La verdad es que no creí tener suerte con ella, ya que ni en mis mejores sueños pensé que tendría el valor de acercarme a ella cuando mi corazón estaba totalmente destrozado y seguía temblando aún bajo la lluvia.

- Jamás pensé que tiempo después ella y yo estaríamos juntos ahora, pero no me arrepiento de haberle pedido que fuera mi esposa hace 16 años.

- Yo amé mucho a su madre y me quedé junto a ella incluso cuando enfermó. Jamás solté su mano, porque sabía que ella tampoco soltaría la mía.

- Estoy tan feliz por los momentos que pasé con ella y también por los hijos maravillos que me dio para complementar nuestra vida.

- La tía Mook tenía razón, la vida pudo complicarse en muchos aspectos, pero lo volvería a repetir una y otra vez, solo por los momentos que viví.

- Y así es como conocí a su madre.

Cuando Krist terminó de contar la historia, sus hijos sequedaron algo pensativos y no decían nada.

- ¿Que pasa? — preguntó.

El silencio se prolongó hasta que Bi habló.

- ¿Estás seguro de que en toda la historia hablabas sólo de mamá? — interrogó.

- Por supuesto — contestó seguro — sé que también les conté las historias de sus tíos y de otras personas, pero todo estaba relacionado para que escucharan la historia de como conocí a su madre.

- Es que... — esta vez quien habló fue su hijo Meek — cuando te referías a toda la historia, hablabas más de tío Singto y de las cosas que sentías por él cuando estaban juntos.

- C-como lo hice con todos — un pequeño tartamudeo se hizo presenté — lo mismo con su boda con el tío Max.

- Y su divorcio — le recordó.

- ¿A donde quieren llegar con todo esto? — cuando hizo la pregunta sus hijos lo miraron directamente.

- Lo que pasa es que mi hermano y yo pensamos que el tío Singto y tú siempre tuvieron aquella mirada especial que viene del corazón — contestó con simpleza — sé que suena cursi, pero siempre hay algo en sus ojos desde hace mucho que aún no queda claro entre ustedes.

Krist se quedó pensando por unos momentos en toda la historia que había tenido con Singto como novios y como amigos.

- Yo me casé y ha pasado mucho tiempo, nuestras miradas son de simple amistad.

- Papá, sabemos que te casaste y no te estamos diciendo que olvides a mamá, pero ella murió hace tanto tiempo y creemos que tú deberías ser feliz con otra persona nuevamente.

- Pero...

- Papá — Bi no se daría por vencida tan fácilmente — mamá y tú tuvieron una historia muy hermosa y sé que aún la amas, pero es momento de que tú continúes con la tuya y estoy segura de que a mamá también le hubiera gustado lo mismo.

Imaginario ↪Peraya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora