Estoy condenado

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Habían pasado dos semanas y Shuna solo había entrenado, obligando a Hinata, Luí y a Ken a que entrenaran con ella.

Habían aprendido a usar armas; Hinata usaba un báculo, Luí había modificado su bufanda para ponerle pequeñas púas y poder atacar con ella, Ken había aprendido a usar un par de guadañas y Shuna había aprendido a usar un par de abanicos de metal.

Estaban entrenando y Shuna le hizo un corte algo largo al brazo de Lui, pero por suerte no era profundo.

-3... 2... 1... WHITE KITSUNE, LET IT... RIP!!!- un montón de nieve salió del collar de la albina.

-3... 2... 1... KERBEUS, LET IT... RIP!!!- la nube verde que solía salir del collar de Ken se transformó en un gran cancerbero.

-3... 2... 1... LOST LUINOR, LET IT... RIP!!!- un montón de flamas celestes salieron del collar y se transformaron en un dragon blanco. (No encontré imagen)

Se desató una gran batalla con los beys y al final todos perdieron. Los chicos tuvieron que saltar para salvarse y cayeron de pie.

Estaban demasiado cansados y no daban más, pero...

-Shuna...

-¿Ken? ¿Que... pasa?- dijo esta entre jadeos.

-No me... siento... bien...- dijo Ken, para después vomitar sangre y caer al suelo.

-KEN!!!- gritaron sus dos amigos preocupados para ir con el a socorrerlo.

-LUI, VE POR HINATA!!!- le gritó Shuna a Luí. De la boca del azabache seguía brotando la sangre. Luí corrió hacia la cafetería del lugar en donde se encontraba Hinata descansando del entrenamiento.

Puso su mano en la frente del joven y la retiró rápidamente. La temperatura era tal que en serio quemaba. Los dos perritos lloraban preocupados en una esquina de la habitación.

Shuna apoyó su oído en el pecho de su amado. El corazón del azabache fallaba, pero además de eso, parecía como si no solo fuera su corazón. Podía sentir algo que impedía los latidos. Lo estaba matando poco a poco.

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El azabache estaba inconsciente en una cama con un tanque de oxígeno brindándole aire para respirar. El monitor mostraba que su corazón ya estaba estable.

Una peli morada, un rubio, una peli rosa, un pelirrojo, un peli celeste, dos albinos y una albina estaban esperando a que el azabache de la cama despertara.

-Ugh- un quejido alertó a la albina de que su novio despertaba -Shuna... ¿eres tu?.

-No hagas esfuerzo de más- le dijo Shuna acariciando el cabello negro de su amado.

Alguien tocó la puerta y luego entro un doctor con los resultados de los exámenes que le habían hecho al azabache el día anterior.

Shuna ayudó al azabache a enderezarse en su cama.

-Los dejaremos solos- dijo el albino más grande y se llevó a los demás del cuarto, dejando al azabache, a la albina y al doctor en el cuarto.

-¿Y bien? ¿Que le pasa a Ken? ¿Por qué le pasa esto?- preguntó Shuna exigiendo los resultados al momento.

El doctor dudaba y no quería hablar.

-Por favor quiero saber que me pasa- dijo Ken suplicante.

-muy bien- los novios se agarraron de las manos esperando la noticia -es una enfermedad muy grave...

-solo digalo.

-... odio dar estas noticias. Ken Midori... usted tiene...











































...cáncer de corazón-

















































El corazón de Shuna se rompió en mil pedazos. Cáncer...

-¿Hay cura?

Ken solo miraba atónito a la nada. Comenzó a mecerse levemente.

-Hay un tratamiento pero... no vale la pena. El cáncer ya invadió el interior del músculo cardiaco. Ya es tarde. Si por lo menos nos hubiéramos dado cuenta un día antes las cosas serian diferentes... pero no. Al chico le queda una semana más o menos.

-No... puede ser- susurró Ken para si.

-si encuentro una posibilidad para salvarlo les diré. Mientras tanto, sugiero que sus últimos días sean los mejores que haya tenido en su vida. Me retiro... adiós.

El doctor se levantó con cautela y salió de la habitación. Shuna miró a su novio que seguía sin poder creerlo.

-¿como... te sientes?- le preguntó la albina al azabache. Este la miro con los ojos vidriosos y cristalinos. Su respiración se había vuelto forzada por la impresión.

-Shuna... voy a morir- dijo con las lágrimas resbalándose por sus mejillas -no quiero morir. No me quiero ir- ahora sollozaba sonoramente. Su novia lo abrazó con los ojos igual que los del azabache.

Este correspondió.

-llora, Ken... desahogate- le dijo Shuna a su novio.

-BUAAAAHHHHHH!!!!!!- Ken lo soltó todo. Se sentía horrible. Y Shuna... Shuna se sentía vacía.

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-BUAAAAHHHHHH!!!!!!- pudieron escuchar los demás desde la habitación del azabache.

-¿Que creen que... les dijeron?- preguntó Luí cerrando los ojos al borde del llanto. Ken era su amigo y le dolía la idea de que algo malo hubiera ocurrido.

Después de una media hora, Ken y Shuna salieron de la habitación. Ken se apoyaba del brazo de su novia. Tenia una bolsa de suero colgada del cinturón y esta estaba conectada con un tubo al antebrazo de Ken. Su mirada era triste y se dirigía al suelo.

-nee-san... ¿Que paso...?- preguntó Shu con preocupación. Ken lo interrumpió.

-estoy condenado. Tengo cáncer... voy a morir- dijo mientras las lágrimas volvían a surgir.

De los ojos de Hinata y Luí salieron lágrimas también. Ken era su mejor amigo e iba a morir. Fueron a abrazarlo. Todos abrazaron al enfermo tratando de consolarlo.

Los Gemelos Kurenai: mi ultimo deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora