Destrozado

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Sobre la cara de la joven comenzaron a caer gotas de sangre. La albina abrió los ojos...

Su visión fue horrible.

-Shuna... ¿estas... bien?- le pregunto una voz temblorosa y débil.

-No... ¿Por que...


































Valt...?-




































Frente a la albina se encontraba su amigo peli azul... con una pluma de metal atravesándole el pecho.

-Para que tu... pudieras vivir- dijo este para después vomitar sangre.

-No es justo... Valt no.

-Shuna...

-¿Si, Valt?

-Yo, Valt Aoi... tengo... como ultimo deseo... que todos sepan... la razón... de mi muerte... Quiero que sepan... que morí... salvando a los demás... Quiero que sepan... que la vida... de los demás... es más importante... para mi que... otra cosa. Dile a Daigo... que quiero... que cuide de... Valtrieck.

La cara de la albina estaba cubierta de la sangre de su amigo, pero sus ojos estaban empapados por las lágrimas.

-Adiós a todos.

Dicho esto, el peli azul cayó al suelo. Cuando su amiga lo revisó, ya era tarde. Sus ojos estaban en blanco, y una sola lágrima se resbalaba por su mejilla.



































Muerto


































La albina escuchó pies que se acercaban arrastrándose y luego oyó que algo pesado caía.

Daigo. Cuando la albina lo miro, los ojos del azabache estaban empapados. Ella no sabia que después de la muerte de su hermanito, Ryota, Daigo había buscado consuelo con el peli azul que ahora yacía sobre la arena. Después de ese evento, Valt y Daigo se habían hecho mejores amigos. Pasaban mucho tiempo juntos.

Valt era el único que entendía tan bien a Daigo, y ahora ese amigo tan especial se había ido.

Las lágrimas del azabache comenzaron a caer en el rostro de Valt. Daigo levantó suavemente la cabeza de su mejor amigo. Le cerro los ojos.

-Valt... amigo no...- la voz se le cortó. Comenzó a llorar muy sonoramente mientras abrazaba el cadáver de su amigo.

Los pensamientos de Hinata eran muy distintos. Ella también lloraba, pero porque la acción del Aoi le recordó a alguien muy importante.

Neji Hyuga

La muerte que acababa de sufrir el peli azul era la misma que su primo había sufrido un año después de volverse parte de un escuadrón.

De pronto, pasos lentos se habían empezado a escuchar. Todos miraron hacia esa dirección. Shu.

Caminaba hacia el frente con los ojos clavados en el blader oscuro. De pronto, la cicatriz de su ojo derecho brillo de color carmesí,al igual que sus ojos.

-Te lo advertí. Ahora tengo el control, Shu- fueron las palabras que salieron de la boca del albino. Luego, sus labios formaron una sonrisa psicópata.

Ese ya no era Shu. Era Red Eye. La muerte de su amigo lo había golpeado tan bajo, que había descuidado su guardia. Red Eye no desaprovecho esa oportunidad.

-3... 2... 1... STORM SPRYZEN, LET IT... RIP!!!- del collar del albino surgió una nube roja con dorado.

Una batalla se desato. Red Eye decapito al oscuro.

La pelea había acabado, pero las piernas del albino flaquearon y este cayó inconsciente hacia atrás.

Las personas que habían sido sacadas volando llegaron.

-SHUNA!!!- gritó Ken que estaba sano y salvo con Keru corriendo a un lado suyo mientras Besu estaba en los brazos de su amo. Su patita estaba rota. Cuando vio el cadáver de su compañero, su voz se cortó y los pies de este se detuvieron en seco.

-Es tarde... Ken. Valt esta muerto... esta muerto- dijo la albina mientras se refugiaba en el medio abrazo de su amado.

Daigo estaba destrozado. Lo había perdido todo. No era capaz de deshacerse del cuerpo de la ultima persona importante para el.

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Otra vez se encontraban en la sala blanca de los caídos. En las manos de Shuna y Daigo había un par de urnas que resguardaban las cenizas de su compañero Valt. Shuna había sido la ultima persona en recibir palabras del fallecido, por lo que tenia derecho a conservar una de sus urnas.

Shu había logrado reprimir a Red Eye. También estaba presente.

Delante del escuadrón del joven muerto, se encontraban tres personas. Una mujer de cabello corto y azul oscuro y un par de gemelos. Un niño de cabello celeste y una niña de cabello rosa. Toko y Nika. Esa era la familia de Valt. En las cabezas de los gemelos se encontraban las mitades de la diadema amarilla de su hermano mayor.

-Te extrañaremos, hermano- dijeron los gemelos con la voz temblorosa.

-Adiós, hijo.

La urna de Valt decía.

Valt Aoi
"El rayo azul"

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Una albina toca la puerta de un departamento.

Abren la puerta y por la abertura que muestra el interior se puede ver el rostro de un azabache con el cabello sobre su cara. Su bandana roja estaba a unos metros de la puerta. Los ojos de Daigo estaban sombríos y enrojecidos.

-¿Que quieres?- preguntó este en un susurro. Si se observaba con cuidado hacia el interior se podían divisar dos fotografías sobre una mesa. Una de ellas mostraba al recién fallecido Valt Aoi. La otra mostraba a un niño pequeño muy parecido a Daigo. Ryota Kurogami.

-Se que estas triste. Te traje algo para comer- dijo Shuna mientras extendía sus brazos mostrando una vasija verde con onigiri dentro. Daigo la dejo entrar.

Se sentaron y comieron.

Sin avisar, el azabache se abalanzó sobre la albina mientras dejaba escapar un sollozo muy sonoro.

-Lo perdí todo, Shuna. Lo perdí todo- fue lo único que dijo Daigo Kurogami, que ya no encontraba sentido alguno a su vida. La albina le correspondió mientras lloraba con el.

Los Gemelos Kurenai: mi ultimo deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora