Prologo.

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Mi viaje de huida me había traído a las afueras de Piltóver, decidí acampar, pero para mí mala suerte había más hombres y una que otra mujer en donde planeaba acomodarme para descansar. Parecían que también habían caminado mucho, se veían sucios y cansados, como yo. Aun así, decidí acercarme modernamente a ellos, no parecían ser una amenaza. Poco a poco esas personas notaron mi presencia y comenzaban a acercarse, sabía que empezarían a preguntarme cosas, pues al parecer venían en grupo y eran temerosos de que los atacaran, se notaba en su mirar.

¿Quién eres tú? ¿Qué haces aquí? – me cuestiono un hombre de elevada edad, tenía una gran barba gris. Parecía ser que él era el "patriarca" de ese grupo.-

Mis motivos de estar aquí no les incumben, al igual que sus motivos no me interesan a mí. – Respondí sin cuidado, ni interés, realmente quería evitar contarles mi historia y decirles que soy fugitivo, mi cabeza tenia precio y sé que harían cualquier cosa por dinero. Volví a recostarme como siempre, usando mis brazos como almohada cruzados en mi nuca, ignorando por completo como me miraba aquel anciano. -

Bueno, muchos aquí tampoco confiamos en extraños, así que aceptare tu anonimato. – el anciano soltó un suspiro y decidió volver a la fogata que sus compañeros habían hecho, se sentaron alrededor y comenzaron sus charlas, las cuales oía por si decían algo de mi interés. - ¿Han escuchado de los portadores de las espadas sagradas? – preguntó entusiasmado el viejo, captando el interés de todos, incluyéndome. – Verán, son 3 personas imbuidas en verdad y paz absoluta, se dice que ellos son capaces de redimir tus pecados a través del conocimiento... De hecho, una de las espadas no tiene dueño, solo es custodiada por una hermosa mujer que dicen que con solo mirarla quedas cautivado, las malas lenguas comentan que es nacida de Zaun y se trata de nada menos que un espíritu guardián de los marineros, pero como han ido perdiendo la fe... Ella decidió irse de ahí y encontrar un nuevo camino. – Al terminar de escuchar la historia, supe a donde tenía que ir, me levante de inmediato y me acerque a ellos, apoye mi mano en el hombro de viejo y me senté a su lado. - ¿Qué deseas muchacho? ¿Te gusto la historia? – soltó una carcajada, lo cual me fastidio un poco porque si, había capturado mi atención. –

¿Realmente existe ese lugar? – pregunte arqueando mi ceja, era escéptico hacia eso, ¿Cómo puede existir un lugar así? –

¡Claro que sí, hombre! – soltó en un grito muy sonoro, lo cual provocó risas entre sus compañeros y si, mía también. – Ese templo se encuentra en Jonia, justo a las afueras de este. Tengo un amigo que fue para allá, yo fui a dejarlo... Encontró el perdón que tanto anhelaba, dejo la sed de sangre atrás y comenzó de nuevo, esas personas son santos casi... - miro con atención las brasas de la fogata, sonará tonto, pero le creí con solo escucharlo.

Y es así como emprendí un viaje de regreso a Jonia, temía porque me atraparan... Pero quería alcanzar el perdón a como dé lugar, aunque corriera el riesgo de ser entregado a mi muerte.

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En busca de la espada sagrada.Where stories live. Discover now