Capitulo 3

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— Yo me voy a la cama ya. Mañana tengo que madrugar. Podéis subir a Mía cuando queráis.

— ¿A qué hora corres?— Pregunto Alain.

— A las once y media. Aunque me levantaré a las siete y media para prepararme. Siempre que tengo carrera me gusta salir a dar una vuelta con la yegua unas horas antes.

— Interesante... — Comentó Griezmann.

Me levanté de la silla y me acerqué a Adrien, le di un beso y les di las buenas noches a todos antes de subir a la habitación.

Entré a la habitación, me puse el pijama y salí al balcón. La casa de Adrien la conocía como la Palma de mi mano, esa había sido mi habitación desde que tenía quince años. Me senté en una silla que estaba fuera. Ojalá poder estar con Colin en estos momentos. Nuestra relación nunca había sido fácil, pero desde que estoy con Princesse, todo había mejorado profesionalmente, pero nada personalmente. En muchas ocasiones había pensado en dejar a Colin, pero no puedo, es mi primer amor.

— Joder.

La puerta se abrió. Me giré y vi entrar a Antoine con Mia en brazos dormida.

— No sabía si estarías dormida, por eso no he llamado, lo siento.

— No pasa nada—. Entré a la habitación y en ese momento maldije el haberme quitado el sujetador tan pronto. —Túmbala aquí— Comenté señalando la cama que le había preparado.

— Así que esta es tu habitación...— Comentó dando una vuelta alrededor de ella mirando las cosas.

— Desde que tenía quince— Sonreí nostálgica.

— ¿Este es tu padre?—Señaló una foto que tenia colgada en la pared, en la cual estaba sujetando un diploma abrazada a mi padre.

Asentí.

— Tiene que estar muy orgulloso de ti.

— Eso espero, él fue quien me metió en este mundo. Le gustaba mucho la hípica...— Por mi tono de voz él notó la importancia de la frase.

— Uh, lo siento, no sabía que... lo siento de verdad.

— No pasa nada, es algo natural. Tú no lo sabías. Murió cuando yo tenía catorce, un año antes de venirme a Francia.

— Seguro que está orgulloso de ti, cualquiera lo estaría— Me sonrió.Bueno, creo que ya es hora de acostarse... Si pasa algo con Mía no dudes en avisarme.

— Está bien. Bonne nuit

—Bonne nuit. — Se acercó a Mía y le susurró algo en francés que no pude escuchar, para después darle un beso. Después de eso, se fue. Estuve un rato con el móvil hablando con mi madre y Lucia, cuando escuché  voces de la habitación de al lado. Eran Antoine y Erika y estaban discutiendo, no me metí mas en la conversación y cerré los ojos hasta caer en los brazos de Morfeo.

(...)

La alarma del teléfono me sonó a las siete y cuarto de la mañana. Me moví rápido para apagarla antes de que despertase a Mía.

Me levanté, me vestí, me hice una trenza, cogí las botas y bajé a la cocina sin hacer ruido. Una vez ya abajo, desayuné tranquila. Escuché unos pasos.

Bonjour, Adrien— Comenté antes de meterme el croissant a la boca.

— Te has vuelto a equivocar— Era Antoine.

Tout a commencé avec un cheval. {Antoine Griezmann}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora