Capitulo 8

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Pasado mañana salía mi vuelo a Marsella y en cuatro días tenía carrera. Puede que fuese arriesgado coger tantos días, pero los necesitaba, Tenía que desconectar de todo lo de Francia. Y le pedí a a Adrien que montase un poco a Princesse estos días para que saliese.

Durante estos días que he estado en España me apetecía hacer cosas y fui con Lucia a Toledo y Segovia dos de los días. Y hoy Antoine nos había invitado a cenar a nosotros y algunos más del equipo.

Estaba en el sofá sentada leyendo un libro. Eran las cinco y Lucia y Lucas se habían ido hace rato a echarse la siesta. Me empezó a sonar el teléfono; Era Colin. Le había estado llamando todo el día anterior y no lo cogía.

— Oui?— Se escuchó desde el otro lado de la linea.

— Colin, has llamado tú.

— Es verdad.

— ¿Por qué no cogías el teléfono ayer?

— Me lo dejé en el bar y lo he ido a recoger ahora. ¿Todo bien por allí?— Bufé— ¿Algún problema con que esté en el bar?

Decidí levantarme y salir al jardín.

— No, me molesta lo que bebes en el bar. Contigo solo de cliente ya les pagas el establecimiento, la electricidad, el gas y el agua.

— Carla Mira, paso de hablar del tema. ¿Te lo estás pasando bien con los futbolistas?

— Hago otras cosas a parte de estar con futbolistas, que es lo que menos hago. Aunque hoy me han invitado a una cena.— Bufó— ¿Algún problema con la cena?

— Si, pues que no quiero que te juntes con esos futbolistas ricachones que seguro que te tiran fichas y solo porque quieren lo que quieren. ¿Por que no vienes ya a Francia?

— ¿Por qué no me dejas vivir la vida? No son así y lo sabes.

— ¿Sabes qué? ¡Que se acabó! Vive tu vida como quieras porque ya está. No voy a aguantar más que salgas con tíos y te comportes como una puta mientras yo estoy en otro país solo.

— ¿Perdona?— Dije con la voz al borde del llanto.

— ¡Que hagas lo que te dé la gana! Que hemos terminado— Colgó.

Y me quedé ahí. Con el móvil pegado a la oreja, las lágrimas saliendo sin parar de mis ojos y la mirada perdida. Sabiendo que mi relación con Colín se había terminado, que había perdido a mi novio. No sabía que hace, por una parte sentía como que lo que acababa de suceder no era real, no había pasado, pero por otra era consciente y no podía creerlo, no quería. Colin era el de siempre, y cuando uno pierde lo que ha estado ahí siempre se pierde así mismo.

Le dejé una nota a Lucía y Lucas:

He salido a dar una vuelta, necesito centrarme y encontrarme. Llegaré a tiempo para la cena con Griezmann. No te preocupes por nada, luego te cuento. Dejo aquí el teléfono así que no me llames que te conozco.

Carla.

Dejé la nota en la mesa del salón para que cuando entrasen la viesen. Cogí mi chaqueta vaquera, unas llaves y me fui.

Anduve un poco hasta un parque bastante grande que se encontraba cerca de la casa de Lucas y me senté en un banco cerca del estanque. No tardé mucho en levantarme del banco y sentarme en el césped. Cerré los ojos y dejé que mi mente mandase y que pensase en todo lo que quisiera pensar. Notaba alguna que otra lágrima correr por mi mejilla.

Me notaba perdida, no sabía qué hacer con mi vida. Y eso está mal, uno no puede depender de alguien, uno tiene que depender de sí mismo. Respiré hondo y afronté las cosas como una adulta. Nunca había llegado hasta tal punto con Colin, pero seguramente que al volver a Francia hablaríamos las cosas y todo volvería a la normalidad.

Tout a commencé avec un cheval. {Antoine Griezmann}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora