H O M E T O W N

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Las clases ya han comenzado, afortunadamente la puerta nunca se cierra y puedo entrar normalmente sin que llamen mi atención, busco mi aburridisíma e inútil clase, cruzo la puerta y me llevo la poco agradable sorpresa de que mi maestra no ha asistido hoy y han enviado a todos de regreso a casa.

De ninguna manera estoy dispuesto a volver a casa solo para recostarme toda la tarde a hacer literalmente nada, así que decido partir a un pequeño parque que hay al costado de la escuela.

En ese parque nunca sucede nada interesante, la gente lo pasa desapercibido y eso a mi me parece maravilloso, amo el ensordecedor silencio que lo abunda, suelo ir a sentarme bajo el enorme y viejo roble ubicado en el centro de aquel tranquilo parque, solo me dedico a leer cualquier libro que encuentre dentro de mi mochila, esta vez decidí continuar leyendo "All My Sons".

"el padre de Ann, está cumpliendo condena por la muerte de veintiún pilotos que se estrellaron en Australia debido al material defectuoso enviado por la fábrica de..."

Note que un chico se había sentado del otro lado de aquel viejo roble. No le presté demasiada atención, imaginé que se levantaría y se iría en cualquier momento. Así que continué con mi lectura.

"...la que eran socios Keller y Deever en 1943. Keller insiste en que fue responsabilidad de Deever. Ann, por su parte, ha evitado todo contacto con su padre desde que Larry fue declarado desaparecido, e insiste en que las acciones de su padre..."

Cuando menos lo esperaba, el chico había ya había roto el silencio, interrumpiendo mi lectura.

- Hola – Dijo de una manera calmada, pero con una radiante sonrisa de por medio.

- Ehm, hola – Dije de una manera incomoda y sin sonreír.

Una de las cosas que mas me molestan en este mundo, es que me interrumpan mientras leo, es irritante.

- Me llamo Josh, ¿y tu? – Preguntó.

- Mucho gusto Josh, mi nombre es Tyler – Respondí un poco más amable y sin sonrisa fingida.

- ¿Estabas leyendo? – Preguntó con un gesto de pena.

- No, para nada, ya había acabado – Respondí con una gran sonrisa.

Tuve que mentir, no quería que se sintiera incómodo por interrumpirme, probablemente estoy ante la posibilidad de entablar una amistad después de todos estos años.

El chico parecía amigable, de inmediato supuse que no es de por aquí, nunca lo había visto y yo suelo notar a las personas aunque no me noten a mi. Su felicidad era contagiosa, estaba ansioso de conocer más sobre él ya que no todas las personas me dan la oportunidad de hacerlo.

- Bueeeno... ¿eres de Hometown? – Preguntó.

De inmediato noté que él estaba verdaderamente interesado en conocerme, casi tanto como yo.

- Efectivamente, amigo – SoltéTu no pareces de por aquí, ¿me equivoco?

"Amigo", esa palabra, tan simple pero tan significativa y profunda para mi.

- No te equivocas, llevo poco tiempo en Hometown, me mude hace algunos días y sin duda es un lugar fantástico – Dijo – Desde que nací he vivido en Ohio, pero nos mudamos aquí por, según mi padre, una mejor vida.

- Vaya, debes de extrañar tu hogar, no ha de ser fácil un cambio tan drástico en tu vida – Dije.

- No, no lo hago, en mi hogar, la gente está vacía, pareciera como si no tuvieran nada que expresar, solo caminan o conducen hacía su trabajo para conseguir dinero suficiente para tal vez así satisfacer sus necesidades y pretender que son felices, pero jamas se detienen a pensar lo que en verdad expresa una pintura, una escultura o la profundidad de las palabras. -Dijo mirando al suelo, jugando con una pequeña piedra.

Un profundo silencio se hizo presente por unos segundos, me había dejado anonadado.

Éste chico piensa como yo y de ninguna manera estaré dispuesto a dejarlo ir como al resto, es especial, haremos juntos algo especial.

Y es así como de pronto, la fuerte migraña que atormentaba mi mañana desaparece como por arte de magia.

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