NOT TODAY

K I T C H E N S I N K

 Me encontraba totalmente perdido en mis fantasiosos pensamientos, hasta que después de escasos minutos el sonido del microondas hizo que me sobresaltara y volviera a razonar. Me levanté del sofá y me dirigí a la cocina, donde se encontraba el microondas, lo abrí y saqué las sopas.

Me giré con las sopas en mano con la intención de colocarlas en la pequeña barra que había en el centro de la cocina, sin previo aviso, Josh ya se encontraba sentado, su manera sigilosa de moverse hizo que ni siquiera me percatara qué el estaba ahí, esto provoco que diera un pequeño salto del susto y derramara un poco de aquella sopa caliente.

- Oh, vaya ¿te asusté? – Exclamó de manera sarcástica.

- Ja ja, que gracioso – Le respondí de la misma manera – Me quemé la mano por tu culpa, Dun – Dije fingiendo enojo.

Este día fue muy pesado y lo único que necesitaba era comer, tome la sopa y comencé a comerla desesperadamente. Los dos nos encontrábamos totalmente en silencio hasta que él rompió el silencio y dijo algo que no logré entender muy bien.

- ¿Sabes? A veces pienso que soy un fregadero – Dijo totalmente seguro y con la boca totalmente llena de sopa.

- ¿Qué? – Pregunté totalmente confundido.

- Si, un fregadero, F-R-E-G-A-D-E-R-O – Exclamó con una pequeña risa de por medio.

De inmediato pensé que estaba delirando completamente, yo también me sentía muy cansado pero no tanto para decir sandeces.

- Si entendí eso, pero ¿a que te refieres? – Pregunté y solo seguí comiendo.

- Mira, te explico – Dijo colocando el tenedor sobre la mesa.

- Por favor, en verdad te lo agradecería – Dije totalmente curioso.

- Cuando digo que soy un fregadero, tu no me entiendes, porque un fregadero para ti no es un fregadero para mi – Dijo directamente.

En todo el tiempo que llevo tratando de relacionarme con personas vacías, jamás había tenido la oportunidad de escuchar algo así de una persona que se interesa en mi.

- Nadie piensa lo que yo pienso, yo soy mi propio psiquiatra – Dijo.

Me quedé totalmente callado ante aquellas profundas palabras, en verdad habían tocado mi corazón.

- Nadie piensa lo que nosotros pensamos – Dije – Ellos no nos conocen, nadie lo hace, lucharemos solos para siempre.

El silencio era ensordecedor en aquella cocina, los dos nos habíamos quedado completamente perplejos ante la similitud de nuestros profundos pensamientos.

- Deberíamos de escribir algo, pintar algo – exclamé – Algo profundo, no solo trazos sin sentido o versos sin coherencia, algo que haga que las personas sientan que no están luchando solas.

Una fuerte lluvia de ideas abundaba en aquella poco iluminada cocina. Las horas parecían minutos y las charlas se hacían cada vez más interesantes con cada palabra que salía de nuestras bocas.

La noche cayó y Josh tuvo que volver a su casa, no sin antes agradecerme por aquel magnifico día lleno de fuertes emociones. Sin duda no lo olvidará cuando se despierte al día siguiente.

Nadie piensa lo que tú piensas, porque eres un fregadero.