27 Ginebra

660 28 0
                                    

Nuestras pieles ardiendo luchaban por ganar la carrera de quien amaba mas que el otro. Nuestros labios inflamados por los besos fogosos cumpliendo las promesas dichas a través del parlante de móvil en esas noches que salíamos a nuestras terrazas a charlar. Nos regalábamos sonrisas de atracción y respiraciones agitadas que hacían empañar los vidrios. La lujuria bailaba llenando los vacíos del sitio. Rogábamos por mas y creábamos fricciones que no decepcionan.

Ambos nos entregamos el uno al otro en una escena digna de lienzos, demostrando que el sexo aun no sea necesario para otros, para nosotros lo era. Mi mal deseo incrementaba al ver que el baile iba en crescendo, mis pensamientos no eran buenos, bebé, pero para ti no era impedimento. Seguíamos en lo nuestro.

Solo en ese sitio me dijiste que necesitabas caricias, pues aquí te entrego hasta lo que parecía no pertenecerme a mi misma.

Hay fuego aquí, estamos ardiendo. Agarra tu cordura porque te voy a llevar a lo alto, sujeta las sabanas si quieres pero esto te lo mereces.

No te contengas, no hay por que. Yo soy tu, siento la nostalgia. Ya no te controlan. Tranquilo, puedes dejar de ser un buen chico. Sigamos bailando con nuestras caderas, que esto no es pecado solo es fiebre de sábado por la noche.

¿Sientes el calor? De eso te hablo.

La transpiración hace pegar tu cabello negro como la noche a tu frente. Tus ojos oscuros llenos de la misma pasión que también siento me hace saber que esto no solo es casual, si no que también es difícil de olvidar. A lo que nos lleva ¿Realmente será casual?

Amor hagamos esto mas especial y no lo matemos con etiquetas. Sigue así. Sube tus manos. Yo bajo las mías.

Interiores de MachaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora