Todo comenzó con un aroma, un aroma exquisito; un perfume que en aquel momento había aparecido tan de la nada que fue sutilmente ignorado.
A éste lo acompañaron pequeños solidos en el rostro, en la nuca, en los labios; solidos con aquel aroma tan particular, tan conocido.
Poco después las sensaciones de ser abrazada, de mimos en mi cabello, recuerdos de un día soleado, de un picnic y de la risa más hermosa del universo.
El corazón me latía frenético, como pidiendo salir den encierro y volver con su dueño.
Raro. Es mío.
¿Realmente es mío?
Sentía amor y sentía felicidad. Veía la felicidad, la oía, la saboreaba y la tocaba.
ESTÁS LEYENDO
Interiores de Macha
ŞiirRelatos que mil pieles los han vivido. Relatos de mil vidas. Relatos de mil muertes. Y lo más admirable, relatos de mil superaciones.