Su puño elevado y su grito resonando por las calles de la revolucionaria ciudad, se mueven todas al ritmo de la canción feminista que sale de los temblorosos parlantes.
Luchan, gritan, lloran y vuelven a luchar.
Luchan por las compañeras y compañeros que se fueron con el solitario sollozo que atravesaba su garganta irritada por los gritos de ayuda y súplica. Luchan, no ¡Luchamos! Por aquel nuevo asiento vacío, por el corazón roto de las personas que las o los amaban y por ella, y por él, que no lo merecía.
Luchamos contra el tipo que se creyó lo suficientemente superior para herir a alguien que, no digo era inocente, pero si tan digno y digna de seguir viviendo como lo deseaba, porque no, no era por el pequeño top traslúcido o la minifalda negra o por la sencilla razón de que era gay. Tenía que ver con aquello que considero la enfermedad más horrible y aborrecible que alguna vez escuché mencionar, El Machismo.
Luchamos por nuestro cuerpo y la decisión que nosotros mismos queremos sobre él. Luchamos porque ahora es cuando todo se fue al carajo y yo no puedo ser solo una piba que quiere disfrutar, sino que tengo que ser una piba que mira para atrás a cada rato, a cada segundo con el miedo recorriendo por mis venas a tal velocidad que hace a mi corazón ir tan rápido que temo un paro, pero aún más temo que me toque a mí, que me toque ser la próxima pero no la última.
Temo, teme, tememos pero no nos rendimos, lucho, lucha ¡Luchamos!
ESTÁS LEYENDO
Interiores de Macha
PoesiaRelatos que mil pieles los han vivido. Relatos de mil vidas. Relatos de mil muertes. Y lo más admirable, relatos de mil superaciones.